Una
nueva Hora de Gracia
carta
pastoral de Don Samuel Ruiz
I.-
Introducción.
Una
nueva Hora de Gracia se vislumbra después del intenso
caminar que nuestra nación, los pueblos indígenas
y Chiapas han vivido en los últimos diez años.
Ya en agosto de 1993 expresaba en mi carta dirigida al Romano
Pontífice, la angustia que por las condiciones de injusticia
y marginación, agobiaba a las comunidades indígenas
de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas;
pero también señalaba las luces de esperanza que
iluminaban senderos del futuro.
a.-
En esta nueva Hora de Gracia, al mirar los "signos de los
tiempos" de una nueva etapa por la que hemos de peregrinar,
en fidelidad a nuestra esperanza de una Tierra Nueva para todas
y para todos, descubro que: mi condición de Obispo Emérito
me apremia a sentirme como tal, dentro de la Iglesia y para
la Iglesia; me impulsa a seguir atento a la voz de los pobres,
llevando al mismo tiempo en mi corazón, la solicitud
por todos los cristianos y por todas las iglesias del mundo
(1); me exige compartir mi pensamiento de fe, alimentado a su
vez por la palabra de comunidades, organizaciones y personas,
cuya acción ha sido central en el proceso histórico
del que todos somos parte.
b.-
Hablo ahora desde otra dimensión. No es que el conflicto
que se vive en Chiapas se haya resuelto, ni que haya perdido
su importancia. Es que la Paz no será construida sólo
sobre la base de esfuerzos nacionales, cuando sus causas son
cada vez más globales y aluden a la urgencia de un cambio
profundo en el sistema económico y político dominante.
c.-
No es que haya recibido yo un mensaje, o un encargo especial,
sino que en el 44° aniversario de mi consagración episcopal,
habiendo sido bendecido como peregrino con los pueblos indígenas
y como miembro de una Iglesia que se esfuerza por hacer suyas
las tristezas, las angustias, los dolores, las alegrías
y las esperanzas del pueblo (G. S. 1) percibo, con otros muchos,
las señales de una etapa nueva de la humanidad, y me
quema la urgencia de sumar mi clamor al de ellos, para hacer
patentes, a quienes quieran verlos, estos inconfundibles "signos
de los tiempos" de este singular "paso del Señor"
sobre el "Nuevo Pueblo de Dios" que va en pos de Cristo
Resucitado.
d.-
No puedo, por otra parte, dejar de ver y señalar el recrudecimiento
de ciertas consecuencias negativas que ha traído el sistema
neoliberal dominante: La globalización, ha sido enseñoreada
por modelos de la economía y de la política que,
desligados de la ética, agudizan la desigualdad económica
y profundizan la injusticia. Las actuales estructuras dominantes
han traído frustración, exclusión y muerte
para la mayoría de los pueblos. Habiéndose introducido,
además, la inaceptable y demagógica guerra denominada
"preventiva", se causó serio deterioro a los
derechos humanos y a la humanidad como tal, reduciendo o debilitando
las Instancias Mundiales destinadas a velar por la paz. Las
derivaciones destructivas de ello están presentes en
todos los Continentes, con un flujo creciente de las migraciones
y con la evidencia de que las promesas de disminuir significativamente
la pobreza, están muy lejos de cumplirse. Estas repercusiones
ensombrecen el panorama mundial, acrecentando la dependencia
de unos países para con otros son señales de muerte.
e.-
Precisamente sobre este trasfondo oscuro por el que caminan
los pueblos, constato que hay signos de esperanza, que resplandece
la luz de las señales de vida y la presencia fecunda
de la Palabra Divina que ha inspirado, a tantas personas y comunidades,
en su búsqueda de la justicia y la paz.
II.-
SEÑALES DE VIDA.
1.-
La estatua del Sistema, se derrumba.
No
obstante que la globalización neoliberal se presenta
como una oportunidad histórica única, como un
proyecto fundamental definido y definitivo, y como el último
viable en la historia, lleva ya dentro de sí las contradicciones
y debilidades que lo conducen a su muerte:
+
al acelerar peligrosamente el consumo de materias primas no
renovables, y usar indiscriminadamente sustancias químicas,
causa un daño que amenaza seriamente la subsistencia
del planeta, y lo obliga, por ende, a modificar su rumbo;
+
al promover, para subsistir, un aumento constante de la producción,
cuando introduce para ello la automación, desplaza un
ingente número de trabajadores y disminuye el conjunto
de consumidores de su producción; + al absorber a los
Países del mundo para convertirlos en un supermercado,
donde todo tenga un letrero que diga: "se vende",
concentra el poder económico en las cúspides sociales,
causa un desequilibrio económico y finalmente la ruina,
propiciando así el auge de una oposición conjunta;
+
finalmente, al dirigir las "conquistas" últimas
de la técnica por derroteros cada vez más deshumanizadores,
aumenta el rechazo general motivado por las consecuencias negativas
que trae consigo. Contra los pies de la estatua, grande, brillante
y de aspecto terrible, como aparece este sistema, viene descendiendo
ya, desde el monte de la historia, una piedra que la convertirá
en polvo que el viento llevará, sin dejar rastro alguno.
"El Dios del cielo establecerá un reino que jamás
será destruido..." (Cfr. Daniel 2, 31-44).
2.-
Una sociedad sin guerra.
Una
señal evidente del encaminamiento a una nueva época,
ha sido la movilización mundial de rechazo a la invasión
emprendida contra Irak por Estados Unidos y sus aliados. Se
ha manifestado un movimiento civil mundial enormemente potente,
que en su convocatoria y resultados rebasa los movimientos de
masas clásicos, por su fuerza, su coherencia en la protesta
y en la propuesta. Hemos contemplado el hecho más masivo
de la historia de la humanidad. Se ha puesto en evidencia que
este modelo de desarrollo, para existir necesita robar y para
robar necesita matar. Y los dirigentes del mundo unipolar y
trasnacional, han tenido la inesperada sinceridad de haberlo
dicho y hecho sin ningún disimulo. Estos acontecimientos
hacen patente el creciente alejamiento que hay entre los gobiernos
y los pueblos, entre la sociedad civil y la sociedad política.
Ante las nuevas armas y sus enormes e indiscriminados efectos
destructivos que sobrepasan los límites de la legítima
defensa, es preciso examinar la guerra y la Paz con mentalidad
totalmente nueva. "...Debemos procurar con todas nuestra
fuerzas, preparar una época en que pueda ser absolutamente
prohibida, por acuerdo de las naciones, cualquier guerra. Esto
requiere el establecimiento de una autoridad pública
universal reconocida por todos, con poder eficaz para garantizar
la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de
los derechos.... La paz ha de nacer de la confianza de los pueblos
y no debe ser impuesta a las naciones por el terror de las armas;
por ello, todos han de trabajar para que la carrera de armamentos
cese finalmente, para que comience ya en realidad la reducción
de armamentos, no unilateral, sino simultánea, de mutuo
acuerdo, con auténticas y eficaces garantías"
(G. S. 82, párrafo 1). Luchar por la paz significa no
sólo oponerse a la guerra o tomar una posición
pacifista simple; sino tomar una posición integral que,
pasando por cuestionar al sistema capitalista neoliberal, nos
interpele también en la justificación de la violencia,
como si fuera ésta el único camino para enfrentar
la injusticia. Al reflexionar seriamente la posición
del propio Cristo, que proclamó su mandamiento nuevo
de amar al prójimo como él nos amó y de
amar inclusive a nuestros enemigos (Mat. 4, 38-48; Luc. 6, 27-35),
se concluye que es la no-violencia activa, la real alternativa
para construir una sociedad donde quepan todas y todos, sin
que se tenga que sacrificar a nadie para conservar la paz y
el orden. Los humildes y sencillos son los más abiertos
a este mensaje, pues ellos han vivido en carne propia la violencia
que se ejerce a través de la guerra y la injusticia.
La noviolencia nos invita a estar de lado de las víctimas
generadas por cualquier sistema, gobierno, sociedad o comunidad.
Jesús nos llama a ser sus defensores aunque en ello tengamos
que recorrer su propio camino: el de la Cruz. La pregunta que
Dios nos hará al final de nuestra existencia será:
¿De qué lado estuvimos? ¿A quién defendimos? ¿Por
quién optamos?. Preguntas que nadie, ni los poderosos,
podrán eludir al final de su vida (Mat. 25, 31-46).
3.-
Otro mundo es posible.
Las
consecuencias negativas de este sistema neoliberal, han impulsado
la manifestación creciente del rechazo al mismo. "El
sistema acentúa todos los días y todas las noches
su carácter genocida, destruyendo las condiciones de
vida y de dignidad de la humanidad presente y amenazando la
sobrevivencia de la humanidad futura". Dentro del propio
sistema "crece incesantemente su carácter ecocida,
contaminando y destruyendo la naturaleza y caminando fatalmente
hacia una catástrofe ambiental. Una alternativa es urgente
porque el sistema no se limita a destruir la vida, sino sofoca
también las razones de vivir, operando como un rodillo
compresor de los valores, culturas y espiritualidad".(2).
Es impresionante la sola mención de las numerosas manifestaciones
(desde Seattle 1999, hasta Cancún 2003) y del creciente
número de participantes en ellas, que han ido manifestando
su rechazo al sistema dominante, su convicción de que
otro mundo es necesario, de que otro tipo de sociedad es posible
y de que es urgente. De manera convergente se han ido tejiendo
en nuestro México, en diferentes Estados y en Chiapas
mismo, redes de organismos y asociaciones que, con una transformación
interna, asumen también la tarea de señalar caminos
nuevos. Todo es ya un estrepitoso grito que con gran sufrimiento
de por medio, empieza a tener resonancia en los propios organismos
internacionales. Se anuncia ya una sociedad cuya unidad no tenga
un carácter monolítico, como lo impone la globalización;
sino donde se comprenda y ejerza el derecho a ser sujeto de
su propia historia, y se acepten las identidades específicas;
donde se reconozca la autonomía de las naciones y de
los pueblos originarios con su unidad y su diversidad. Se caracterizaría
esa nueva sociedad por aceptar la reivindicación del
derecho de autodeterminación que significa rescate de
la identidad cultural con sus valores y que supone la recuperación
de la memoria histórica; autodeterminación que
exige un modelo alternativo al neoliberalismo en el cual los
protagonistas sean los mismos pueblos; autodeterminación
que demanda la integración y la igualdad de la mujer.
En este nuevo modelo de unidad deben desaparecer las desigualdades
indebidas, los más débiles deben de ser protegidos
por el resto y, como en el cuerpo, todos los miembros deben
procurar el bien común, animados por el mismo Espíritu
(1ª. Cor. 12, 12-31). "Nuestra salvación está
ahora más cerca.... La noche avanza; está cerca
el día" (Rom. 13, 11).
4.-
Emergencia de "los pobres".
Dentro
del conjunto de señales o manifestaciones mundiales diversas
que están actuando hacia la construcción de otro
mundo, se destaca la emergencia de "los pobres", de
"los pueblos indígenas" y de los movimientos
sociales. La pobreza agudizada por este sistema dominante, provoca
un proceso colectivo de toma de conciencia de la globalización
de los derechos humanos. Mientras arriba se globaliza el poder,
abajo se globalizan los derechos y se articulan los movimientos
sociales. La gente no sólo contempla las diferencias
sociales en que ella vive, sino que también, al escuchar
los mensajes igualitarios, alimenta una legítima aspiración
de incrementar sus "estándares" de vida; por
lo que la dimensión ética de los derechos económicos,
sociales y culturales, rebasan ya los límites de una
localidad, de una nación o de una región. Se da
así una irrupción generalizada de los pobres dentro
del proceso de globalización con la conciencia clara
de que hay que cambiar este sistema y de que sí hay alternativas
para cambiarlo. Se visualiza con esperanza la fuerza globalizadora
de los excluidos, que no aceptan que este sistema sea el definitivo,
sino que vehementemente expresan que otro sistema, donde la
justicia y la verdad resplandezcan, es urgente, y posible; sistema
en el que lo constitutivo no sea la concentración del
lucro, sino la distribución de los recursos; en el que
no sea el individualismo egoísta, sino la dimensión
comunitaria y el respeto a la dignidad humana lo que esté
por encima del valor de lo económico. Los pobres y los
pueblos indígenas, son exponente claro de la toma de
conciencia de la identidad étnica y cultural opuesta
a la homogenización, a la que nos conduce la globalización
actual; ellos son los actores eficazmente presentes en la transformación
de varios Países del Continente; ellos están inyectando
una dosis de "valor comunitario" a un sistema infectado
de un nocivo individualismo; ellos enarbolan la bandera de la
dignidad humana y del derecho individual y colectivo, denegado
por este sistema neoliberal; ellos son el tronco que conserva
la esperanza de la construcción de una sociedad alternativa,
fundada en el reconocimiento y respeto a la diferencia, y son
"el resto" que contiene una visión que mira
la diversidad, como un conjunto de nuevas riquezas y potencialidades
para el desarrollo humano Esto no es un sueño irreal
e irresponsable; sino que es un grito de esperanza que encierra
la propuesta mencionada y que aglutina ya el sentir de millones
de seres humanos, y es la respuesta de los movimientos sociales
a la globalización. Cuando Cristo, el Hijo de Dios, se
hizo hombre y sobre todo en su pasión y muerte llegó
a la máxima expresión de la pobreza, nos dio la
razón por la cual los pobres merecen una atención
preferencial, cualquiera que sea la situación moral o
personal en que se encuentren. Son los pobres los primeros destinatarios
de la misión, y su evangelización es por excelencia,
señal y prueba de la misión de Jesús (Puebla
1142). Cobra así ante nuestros ojos vigencia histórica,
la palabra de Jesús: "de los pobres es el Reino
de los cielos" (Lc. 6,20).
5.-Solidaridad
mundial.
Somos
testigos de una inesperada y recíproca solidaridad mundial.
Se ha llegado a dicho momento por un proceso gradual que ha
tenido varias etapas. Reuniones, Encuentros, Foros, etc., han
hecho común el análisis que evidencia la relación
de causalidad estructural y dominadora, con la que el sistema
neoliberal vincula al primer mundo con el tercero, en los aspectos
económicos y políticos. "Pero la nueva solidaridad
internacional se caracteriza por la conciencia de la convergencia
en escala mundial, de los sufrimientos, problemas, reivindicaciones
y esperanzas que caracterizan la era de la globalización
neoliberal. Era en la cual se está transformando profundamente
el sentido del conflicto Norte-Sur, dado que se están
constituyendo y reforzando zonas del Sur al interior del Norte
y del Norte al interior del Sur. La solidaridad internacional,
por tanto no es ya más el sostén de una causa
justa pero lejana; es una movilización, impuesta por
los procesos de globalización, en una batalla común
de dimensiones mundiales, contra el neoliberalismo, en la que
está en juego el futuro de la humanidad! (3). El acontecimiento
trágico de las torres gemelas el 11 de septiembre, y
las decisiones que a partir de ese evento se han tomado, han
estimulado la conciencia de que "primero" y "tercer
mundo", navegan en el mismo barco y que las consecuencias
negativas de este sistema piden urgentemente a gritos, un cambio
de sociedad. Desde el tercer mundo se está ofreciendo
a la humanidad una visión alternativa y un proyecto de
humanización de la economía y las relaciones internacionales,
que son un aporte de valor incalculable para las sociedades
que creen tenerlo todo. Todo esto nos hace percibir, no sólo
la vulnerabilidad y caducidad del sistema imperante; sino que
ya está en marcha la construcción de un mundo
nuevo en el que los marginados son los protagonistas y vemos
que los que eran considerados como los últimos, serán
los primeros. (Luc. 13, 29 s.).
6.-
Corresponsabilidad política.
Hemos
visto que, de muy diversas maneras, se ha manifestado una efervescencia
de la sociedad mexicana y que, inesperadamente, en un proceso
intenso de los dos recientes años, numerosas Organizaciones
Sociales y Civiles han decidido buscar formas nuevas de unidad
y articulación, motivadas inicialmente por la solidaridad
con los acontecimientos de Chiapas y posteriormente estimuladas
por la reacción mundial de rechazo hacia la guerra. Así
surge un movimiento de la sociedad civil contra el sistema Neoliberal
que viene desarrollando una febril actividad, de reuniones y
de actividades coordinadas de creciente envergadura. Por otra
parte no puede esconderse la corresponsabilidad política
generalizada, en individuos, gremios, sectores, organismos,
poblaciones y regiones, que vienen actuando en reclamo y defensa
de sus derechos; así como en solidaridad con los que
son víctimas de atropellos, padeciendo ellos mismos humillaciones
y violencias. La apatía generalizada de la población
quedó en el pasado. Existe ahora un potencial esperanzador
que se va aglutinando, consciente de su responsabilidad histórica.
7.-
Una nueva organización social en marcha.
Al
haberse evidenciado el divorcio entre pueblo y autoridades en
las diferentes naciones, se ve la posibilidad real de que los
procesos electorales, en vez de que se lleven a cabo mediante
los partidos políticos, sean más bien a través
de mecanismos civiles alternativos. Esto exigirá a la
sociedad que siga organizándose en redes de agrupaciones
civiles y le permitirá una presencia más activa
que la representación partidaria, con la posibilidad
de un diálogo más real y constante con las Autoridades,
y no limitado únicamente a los tiempos electorales. Será
un avance en el proceso de democratización, en el cual
la corresponsabilidad y la participación de la comunidad
se vivirá más profundamente. Este proceso de cambio
no lo visualizamos como si fuera a darse de manera repentina;
sino que constatamos cómo caminan al parejo los diferentes
actores en el movimiento del conjunto. Vemos estos acontecimientos
con "...la convicción de que el Espíritu
del Señor, como artífice de la esperanza cristiana,
va desplegando su fuerza y su sabiduría en la comunidad
que discierne y se compromete en iniciativas que asumen a la
persona como valor supremo de la creación". (4).
8.-
La Paz con Justicia y dignidad.
Encuadrado
en el nuevo contexto mundial, se cumple el décimo aniversario
del conflicto armado no resuelto que ha incidido en la evolución
de nuestra Patria. Es a todas luces evidente que, a pesar de
no haberse resuelto el conflicto en sus causas, el esfuerzo
por construir la Paz con Justicia y Dignidad –en el que los
actores han sido múltiples y diversos- es un patrimonio
común de toda la nación y ha aportado avances,
logros y nueva conciencia. Sin ser el factor único, el
levantamiento del EZLN y su posterior evolución política
favoreció la conciencia y la organización de muchos
de los pueblos indígenas de México; facilitó
el surgimiento de una nueva conciencia en el País respecto
a los derechos y significado de los indígenas; animó
el crecimiento y la participación de la sociedad civil;
retó a la sociedad política a buscar caminos nuevos;
incidió en algunos de los pocos avances en la reforma
del Estado; hizo más visible la necesidad de transformación
de las instituciones y de las relaciones sociales y económicas;
evidenció las graves deficiencias del sistema político
mexicano y el largo camino que falta por recorrer para tener
una democracia digna; exigió una respuesta responsable
(todavía pospuesta), a las causas del conflicto por parte
de los poderes del Estado; cuestionó a las iglesias sobre
su disponibilidad histórica en la búsqueda de
la justicia; puso en la palestra internacional el tema de los
pueblos indios en el mundo y la denuncia del sistema neoliberal
y sus consecuencias. Sin embargo, insistimos, los avances de
México en este decenio son patrimonio de todas las personas
e instituciones que han dado su aporte, tanto en el proceso
de Paz como en las múltiples luchas políticas
y sociales que han tenido lugar. Un avance necesario hacia la
Paz para Chiapas y para México requiere de todos la voluntad
(manifestada en los hechos), de impartir la justicia, de erradicar
la impunidad, de evitar la violencia, de vivir la congruencia
entre los principios y las acciones. Ya se da esto embrionariamente,
al grado de que podamos decir que "el Reino de Dios está
ya en medio de nosotros, pero todavía "en misterio"
y en crecimiento. Es como una semilla imperceptible, como la
levadura en la masa, como el trigo entre la cizaña..."
(5).
9.-
Diálogo interreligioso.
Las
fenómenos migratorios producto de la globalización
y de los conflictos bélicos, así como la manifestación
creciente de la toma de conciencia de la identidad étnica,
están haciendo imprescindible un diálogo interreligioso,
más allá del diálogo ecuménico que
se realiza entre cristianos. En efecto: somos testigos de cómo
desde hace años se viene incrementando el desplazamiento
de población latinoamericana y caribeña (incluyendo
un número creciente de indígenas), mayoritariamente
hacia Estados Unidos y Canadá e igualmente, por las situaciones
económicas, las tensiones políticas y las convulsiones
bélicas, también crecen las migraciones de gente
de los Países del Este y del África, hacia Europa.
Al propio tiempo, emergen los aborígenes como "sujetos"
de su propia historia, conscientes de su identidad étnica
largamente desconocida y aplastada, recuperando sus lenguas
y valores culturales, lo que demanda de sus religiones precolombinas,
aún vigentes, y del cristianismo, un diálogo que
no se dio quinientos años hace; y, mientras tanto, se
intenta imponer al mundo una lectura falaz que explique el terrorismo
como resultado de una intransigencia religiosa. Todo lo cual
refuerza las iniciativas de un diálogo entre las religiones,
que ya se venía dando. "Las cuestiones que preocupan
a las iglesias de "los dos tercios del mundo", se
han convertido gradualmente en preocupaciones de primera importancia
para la agenda teológica de todo el mundo". Por
lo demás: por una parte, situaciones que preocupan en
el "tercer mundo" a la Teología de la liberación,
han surgido en segmentos deprimidos de la misma sociedad del
primer mundo; mientras que, por la otra, el encuentro de las
culturas y de las religiones se está convirtiendo en
un hecho concreto en las mismas naciones del primer mundo, lo
que hace que el debate teológico sobre las otras religiones,
se haya convertido en un interés primario al interior
de las mismas iglesias del mundo occidental. La emergencia de
los pobres y la opción por ellos, interpela finalmente
a los miembros de todas las religiones. Aun conscientes de que
debemos reconocer las actitudes negativas que hemos tenido por
casi 20 siglos hacia las otras religiones, hay un enorme cambio
por el que hemos atravesado en los últimos años
reflexionando sobre las principales cuestiones suscitadas por
el pluralismo religioso, sobre todo en el papel positivo de
las otras religiones para la salvación de sus miembros,
que se ha convertido ya en objeto de reflexión teológica
bajo el aspecto de la "historia de la salvación".
Y cabe mencionar, por último, las "praxis"
recientes inspiradas en las posiciones teológicas del
Concilio Ecuménico Vaticano II. Dado que los cristianos
y los miembros de otras tradiciones religiosas participan de
la realidad del Reino de Dios, están también destinados
a construirlo juntos en la historia hasta su plenitud teológica.
En este contexto el diálogo tiene una dimensión
constitutiva de evangelización, que nos lleva a reconocer
la fuerza unificadora del Espíritu, activa en la oración
sincera de los miembros de diferentes religiones. (6).
10.-Retos
de la esperanza.
Todas
estas señales nos están pidiendo nuevas tareas:
Sumarnos, ante todo, a lo que nos demandan estas señales,
porque son señales del "paso de Dios" por la
historia, manifiestan su presencia y nos guían hacia
el advenimiento de su Reino.
+
Trabajar incansablemente por establecer la justicia y el derecho
en un nuevo orden mundial, para consolidar una Paz inalterable
y duradera, y así conjurar definitivamente el flagelo
de la guerra.
+
Continuar construyendo el nuevo modelo de la unidad, con el
respeto a las diferencias y a los derechos de los más
pequeños, así en la sociedad, como en el seno
de las diferentes confesiones religiosas.
+
Apoyar las tareas de protección y conservación
de la tierra, hogar común y herencia para las generaciones
del siglo que recién comienza.
+
Participar, según el lugar que tenemos social y religiosamente,
en la construcción de ese "otro mundo
posible".
+
Sumarnos a los esfuerzos locales, nacionales e internacionales
que caminan ya por senderos de luz y
esperanza
renovada.
+
Trabajar infatigablemente por el reconocimiento de los derechos
humanos.
+
Colaborar con el Padre en esta NUEVA HORA DE GRACIA: en su obra
siempre creadora y siempre redentora, manifestada en esos brotes
tiernos que prometen buenos y abundantes frutos...
A
María Santísima de Guadalupe, Madre nuestra y
Reina de este Continente, le pedimos siga escuchando nuestras
súplicas, enjugando nuestro llanto y acompañándonos
en la construcción del templo de la Nueva Sociedad, en
la que los Marginados tienen reservado un lugar especial.
+
Samuel Ruiz G.
Obispo Emérito de S. Cristóbal de las Casas, Chis.
Querétaro,
Qro. 25 de Enero de 2004.
Notas:
1.- (Pastores Gregis. J Pablo II, Oct. 16, 2003. N° 1)
2.-
(Resistenza e Alternativa. Giulio Girardi. Edizioni Rosso. Pág.
13, párrafo 2).
3.-
(Resistenza e alternativa. Giulio Girardi. Edizioni Rosso §
p.200).
4.-
(Globalización y Nueva Evangelización en América
Latina y el Caribe. CELAM 1999-2003. N° 523).
5.-
(Globalización y Nueva Evangelización en América
Latina y el Caribe. Reflexiones del CELAM 1999-2003 N° 207).
6.-
(Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso.
JACQUES DUPUIS. Brescia 2000. págs. 5-7 y 480 ss.).