INTRODUCCION
:ACTUALIDAD Y CENTRALIDAD DEL PROBLEMA DE LA "DEUDA"
Es urgente romper el silencio
Entre
el 10 y el 12 de Julio de este año se reunió en
Cara-cas la conferencia internacional La deuda externa y el fin
del milenio, convocada por el Parlamento Latinoamericano y el
Parla-mento de Venezuela. Este encuentro, señala Fidel
Castro en el mensaje que le dirigió a la conferencia, "rompe
el silencio de varios años sobre el tema y quiebra a la
vez el mito de que la deuda es un asunto de la década pasada,
carente de relevancia y actualidad". El silencio, al cual
se refiere Fidel, tiene una do-ble explicación.Por un lado,
los poderes económicos y políticos dominantes tienen
todo el interés en ocultar un problema tan ex-plosivo,
que podría ser la mecha de una movilización nacional
y continental. Sin embargo, este silencio es elocuente. Su mensaje
en código es el siguiente: después de la caída
del muro de Berlín, la deuda externa ha dejado de ser un
problema; en térmi-nos generales ,ha dejado de tener vigencia
todo cuestionamiento de de la dependencia del Sur, la cual se
impone como irreversi-ble. Por el otro lado, muchos movimientos
populares han interio-rizado este mensaje de la cultura dominante,
se han vuelto "rea-listas" y ya no se atreven a plantear
problemas frente a los cuales se sienten impotentes, como son
los problemas de la deuda, de la alternativa al sistema capitalista,
de la soberanía nacio-nal, de la unidad continental, del
conflicto Norte-Sur, del impe-rialismo. Cuando un problema parece
insoluble, lo más fácil es actuar como si ya no
existiera, como si perteneciera al pasado. Entonces, el silencio
que estamos denunciando no es sólo el de la gran prensa
y de la política oficial, sino también el de las
organizaciones populares, indígenas y negras. Nuestra reflexión
pretende contruibir a romper el silencio sobre el problema, reafirmando
su centralidad y actualidad. Con este objetivo, tomaremos como
punto de partida no los debates ideológicos, sino el sufrimiento
y el clamor del pueblo pobre, que siente en su propia carne, todos
los días y todas las noches, lo que es realmente el desangramiento
provocado por la deuda. En este contexto, afirmar que la deuda
ha dejado de ser un problema, significa pretender que la vida
y la muerte del pueblo han dejado de ser un problema. Afirmar
que el pago de la deuda es inevitable significa reconocer que
el triunfo de la muerte es definitivo. Así el clamor del
pueblo rompe el silencio de la política oficial. Este es
el clamor que queremos escuchar, que inspirará nuestro
análisis y evaluación de la "deuda" y
nuestra moviliza-ción para quebrar esta cadena.
La "deuda externa" en el proceso de globalización
neoliberal y en el conflicto Norte-Sur
Para
entender la naturaleza, gravedad y dificultad del pro-blema de
la "deuda", hay que ubicarlo en el contexto de la globa-lización
y del conflicto Norte-Sur. La globalización neoliberal
es el proceso de unificación del mundo, fundado en la unificación
de los mercados. No es propiamente, como se pretende a veces,
la instauración de relaciones de interdependencia, sino
de dependen-cia unilateral o neocolonial, caracterizada por una
creciente concentración del dinero y del poder y por la
dominación del capital financiero transnacional. Ahora
la deuda externa es ju-stamente el principal mecanismo con el
cual se realiza la unifi-cación entre las economías
de los países del Tercer Mundo y las del Primer Mundo en
términos de dependencia y subordinación. La ideología
dominante neoliberal afirma que las leyes econ-ómicas son
objetivas y determinísticas y que por lo tanto el si-stema
capitalista no tiene alternativa. Ahora , el mecanismo de la deuda
está estrechamente vinculado a la lógica del capitalismo
neoliberal. Por tanto, si el capitalismo no tiene alternativas,
tampoco las tiene la deuda. Entonces, el problema de la deuda
externa tiene la misma centralidad y actualidad que el conflicto
Norte- Sur. Constituye pues la cadena con la que el Norte sigue
esclavizando y espolian-do al Sur. Entonces tomar partido ante
la deuda externa es tomar partido en el conflicto Norte- Sur.
Sin embargo, es importante subrayar que, cuando se habla de este
conflicto, el Norte y el Sur no se entienden hoy en un sen-tido
geográfico sino económico y político. Forman
parte del Nor-te económico no sólo los ocho países
más industrializados del mundo sino también los
organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional) y las empresas transnacionales,
que geográficamente pueden estar en el Sur o en el Norte;
asimismo los grandes capitalistas que viven en el Sur geográfico.
Por el otro lado, forman parte del Sur económico las mayorías
populares empobrecidas que viven , mejor dicho sobreviven, en
el Norte geográfico. Entonces, analizar y evaluar la deuda
externa es una manera muy concreta para analizar y evaluar la
globalización neoliberal desde el punto de vista de los
pueblos oprimidos del Tercer Mun-do. Movilizarse para quebrar
la cadena de la deuda es la manera más concreta para buscar
una alternativa popular a la globaliza-ción imperialista
neoliberal.
El punto de vista de los oprimidos rebeldes
En
el estudio del problema de la deuda, queremos recorrer las etapas
definidas por la metodología de la educación popu-lar
liberadora y de la teología de la liberación: ver,
juzgar y actuar. Sin embargo, al ubicar este tema en el corazón
del con-flicto Norte- Sur, estamos afirmando que su análisis
y evaluación no son neutrales, sino que dependen del punto
de vista a partir del cual se abordan: él de los grupos
dominantes, más concreta-mente de la burguesía transnacional
y él de los pueblos oprimi-dos. Una toma de conciencia
masiva de la contraposición entre el punto de vista de
los conquistadores de ayer y de hoy y él de la resistencia
indígena, negra y popular se verificó alrededor
del V centenario de la conquista: esta explosión de la
conciencia marcó un viraje en la historia de los pueblos
indígenas y de todo el continente indoafrolatinoamericano.
Los dos puntos de vista se enfrentaron no sólo en el análisis
y la evaluación de la conqui-sta y la evangelización,
sino también en la interpretación de to-da la historia,
las culturas, las religiones y el cristianismo. Entonces, nuestro
enfoque del problema de la deuda no será neutral. Lo abordaremos
desde el punto de vista de los pueblos oprimidos, particularmente
de los indígenas, que surgen a la con-ciencia y la dignidad
de sujetos históricos.La referencia a los oprimidos "como
sujetos" es esencial. Porque los oprimidos son víctimas
no sólo de la dominación económica y politica,
sino tam-bién de la dominación cultural. Es decir
que ellos llegan a identificarse con el opresor, a interiorizar
sus ideas y valo-res, por ejemplo sobre los temas de la deuda
externa, la globali-zación, el liberalismo etc.Entonces
el punto de vista de los oprimidos sumisos coincide con el del
opresor, no representa un pensamiento alternativo. En cambio,
los oprimidos asumen un punto de vista autóno-mo, antagonista
y alternativo en el momento en que toman concien-cia de su condición
de opresión, se rebelan a ella, rechazan las ideas y los
valores de la cultura dominante, reivindican el dere-cho a pensar
autónomamente. Nosotros asumimos el punto de vista de los
oprimidos rebel-des, porque su enfoque no es sólo más
justo ética y políticamen-te sino también
más verdadero y más fecundo culturalmente que el
punto de vista dominante. Porque los oprimidos tienen interés
en descubrir y manifestar la verdad, que es su mejor aliada; en
de-senmascarar la violencia que caracteriza el sistema y la mentira
que la encubre; en afirmar la identidad y los derechos de cada
persona y cada pueblo. En cambio, los grupos dominantes no logran
conocer ni reco-nocer al otro como otro, porque no les interesa;
lo que ellos bu-scan es como someterlo y explotarlo. Por eso Cristóbal
Colón no descubrió realmente América: su
punto de vista era él del con-quistador y explotador. Además
los grupos dominantes tienen in-terés en ocultar la violencia
de la cual son responsables y por lo tanto proponen una imagen
mistificada e invertida de la reali-dad. Sin embargo, la ideología
liberaldemócrata domina realmente a nivel mundial la cultura
y la educación y penetra inconscia-mente la interioridad
de las personas. Por tanto, asumir el punto de vista de los oprimidos
supone para cada persona una rup-tura con la cultura que ha orientado
su educación; supone, en otras palabras una cierta revolución
cultural. Abordando el problema de la deuda desde el punto de
vista de los pueblos oprimidos, tenemos que replantear la misma
formula-ción del problema, en estos términos: ¿
deuda externa del Sur o del Norte? En esta búsqueda nos
referiremos a menudo al punto de vista de la resistencia indígena
negra y popular, expresada par-ticularmente en los documentos
continentales producidos alrededor del V Centenario. .Poniendo
la expresión "deuda externa" del Sur entre comillas,
queremos poner en duda desde un principio la mi-sma existencia
de esta supuesta deuda.
I -QUÉ ES LA "DEUDA EXTERNA" DEL SUR
Queremos
en primer lugar reflexionar sobre la supuesta deuda externa del
Sur, y más precisamente de América Latina. Para
en-tender en qué consiste la "deuda" queremos
conocer primero su monto actual, para luego preguntarnos cuál
es su origen y cuál es su impacto sobre la vida de los
pueblos.
Monto de la "deuda externa" de América Latina
Uno
de los cálculos más recientes del monto de la deuda
ex-terna de América Latina es el que propone Fidel Castro
en su men-saje al encuentro continental, que acabamos de citar:
"A finales de 1996, la deuda externa de América Latina
al-canzó la suma de 607 mil 230 miliones de dólares.
Solamente entre 1995 y 1996 la deuda creció en 73 mil 794
miliones. Pero más si-gnificativo aún es el hecho
de que, tomando en consideración sólo a partir del
estallido de la crisis de la deuda externa en 1982 hasta el pasado
año, América Latina ha pagado por servicio de su
deuda 739 mil 900 millones de dólares, es decir una cifra
mayor en un 18 por ciento que la deuda total acumulada. Hé
aquí una expresión más del proceso de desangramiento
que viene sufriendo la región a lo largo de década
y media de some-timiento a la lógica absurda de una deuda
que actúa como freno decisivo a cualquier posibilidad de
desarrollo económico y social y que tiene sus raíces
más profundas en la esencial iniquidad del actual orden
económico mundial..." " La deuda externa de la
región ha cambiado en algunos aspectos...Pero la succión
que provoca la deuda continúa e inclu-so aumenta. Si entre
1986 y 1988 América Latina pagó unos 53 mil miliones
de dólares anuales por el servicio de de su deuda exter-na,
entre 1991 y 1996 esa cifra se elevó a un promedio de 86
mil miliones de dólares anuales. El pago del servicio de
la deuda ha estado comprometiendo de nuevo el 30 por ciento de
los ingresos por exportaciones de la región... " La
enorme cifra de 739 mil 900 miliones de dólares entre-gados
por la región a sus acreedores entre 1982 y 1996 sólo
para ver duplicarse su deuda en ese mismo período hasta
superar los 600 mil miliones es una clara expresión del
significado de la deuda externa como obstáculo incompatible
con el desarrollo y la independencia misma de los países
de América Latina. Es evidente que si América Latina
hubiera dedicado a su propio desarrollo económico y a financiar
programas sociales tan sólo la mitad de esa suma colosal
entregada a los acreedores en los últimos quince años,
la triste realidad de pobreza, marginación, inequidad y
desamparo podría ser dferente." De lo que se trata
, es de cifras inimáginables, que nos permiten captar intuitiva
y emotivamente las dimensiones enormes y trágicas de la
carga que pesa sobre nuestros pueblos y del pro-blema que queremos
plantear.
Origen de la "deuda externa" de América Latina
como problema de vida y muerte
Lo
que nos interesa no es sólo conocer el origen del endeudamiento
de América Latina como fenómeno particular sino
también y sobre todo entender porqué y cómo
este fenómeno llegó a ocupar el lugar central en
la vida económica y política del continente y a
representar el más dramático de sus problemas. En
esta búsqueda , se impone ante todo una toma de partido
entre las explicaciones coyuncturales, que relacionan la "deuda"
con una crisis transitoria y las explicaciones estructurales,
que buscan sus raíces en la organización económica
y política del mundo y en el modelo económico vigente
en cada país. Evidentemente , estas dos explicaciones orientan
en direcciones muy diversas la solución del problema. Nosotros
percibimos el origen del endeudamiento en las estructuras económicas
y políticas, nacionales e internacionales, del capitalismo:el
problema de la deuda no surge en último término,
de la misma deuda sino del modelo económico que la engendra.
Su orígen remoto está en las relaciones estructurales
de dependencia; y su origen próximo se ubica en el momento
en el cual la deuda empieza a representar una carga insoportable
y un factor fundamental de la economía del país.
Una razón importante del endeudamiento es para los países
de América Latina, el deterioro de los términos
del intercambio: los productos que ellos exportan bajan de precio
y los que im-portan aumentan. Entonces, el endeudamiento se hace
necesario pa-ra mantener o aumentar el nivel de consumo. Ahora,el
deterioro de los terminos del intercambio se debe esencialmente
a la dependen-cia comercial de los paises de América Latina,
con respecto a los países industrializados del Norte. Dependencia
que es una de las formas con que la conquista se prolonga después
de la "indepen-dencia" política. En otras palabras,
el endeudamiento de los paí-ses ex-coloniales es una prolongación
de la violencia originaria que ha destruído su autonomía
y les ha impuesto una condición de dependencia política
y económica. El pago de la deuda empieza a representar
un problema nue-vo y dramático para América Latina,
a partir del momento en que su crecimiento alcanza un ritmo vertiginoso,
con respecto a las exportaciones de bienes, haciendo imposible
su amortización para la economía del país,
dificultando cada vez más el pago de los intereses y determinando
la política económica global. Los economistas difieren
en determinar precisamente la fecha de este viraje. Algunos la
ubican en los años 50 , otros en los 70. De todos modos,
estas dos fechas corresponden a dos mo-mentos cruciales en la
expansión capitalista: y es muy significa-tiva esta coincidencia
entre expansión capitalista y crecimiento vertiginoso de
la deuda. Los años '50 son los de la internacio-nalización
del mercado capitalista, bajo la hegemonía norteameri-cana.
Los años '70 son los de la transnacionalización
del mercado , que se va ubicando más allá del control
nacional e internacio-nal. Con la transnacionalización
de los mercados coincide la "monetarización de la
economía", es decir el prevalecer del capi-tal financiero
sobre el capital productivo. Los grandes grupos económicos,
que en el período de la internacionalización del
mer-cado ( años '50 y '60) han acumulado enormes ganancias,
buscan la inversión más rentable de sus capitales:
y descubren que lo más rentable no es la inversión
productiva sino la financiera o especulativa. Entonces, el objetivo
prioritario del capitalista ya no es incrementar la productividad
de su empresa sino aumentar la rentabilidad financiera de su capital.
Así el capital financiero, representado especialmente por
los grandes bancos, toma el poder sobre el mercado y sobre el
co-njunto de la sociedad. El dinero es reconocido y adorado como
Dios. La monetarización del mercado aumenta su autonomía
respec-to a las exigencias generales del país y particularmente
a las necesidades de las grandes mayorías. Aumenta al mismo
tiempo su influjo determinante sobre las políticas nacionales
e internacio-nales. La "estabilidad" de un país
y del mundo se define por su capacidad de crear y salvaguardar
condiciones que permitan la acumulación irrestricta de
dinero. En este contexto, los préstamos con altas tasas
de interés (hasta el 20%) se imponen como una de las inversiones
más renta-bles. Ellos entonces responden primeramente a
los intereses del capital y sólo segundariamente a los
del país en desarrollo. Surge así el fenómeno
del endeudamiento. Empujado por su hambre insaciable de ganancias
y de poder, el capital impone intereses cada vez más usureros.
Se verifica además una evolución en los objetivos
de los préstamos. Si en una primera fase los préstamos
tenían que finan-ciar iniciativas productivas, como la
construcción de infrae-structuras económicas u otros
proyectos de desarrollo, progresi-vamente ellos se orientan hacia
objetivos más rentables, como son las inversiones financieras.
Los préstamos llegan a ser sobre to-do recursos para pagar
los intereses de la deuda: recursos, por lo demás, insuficientes,
porque los deudores más pagan y más se encuentran
endeudados. Así el endeudamiento, que había nacido
como una ayuda al desarrollo de un país, se convierte,
por la misma lógica del capitalismo ,en el principal obstáculo
al desarrollo. Quiero además proponer, sobre la evolución
de la crisis de la deuda, una hipótesis, que no he podido
verificar, pero que me parece esclarecedora: la mundialización
de los mercados es un nuevo factor de agravación de la
crisis. ¿ Por qué razón? El derrumbe del
comunismo europeo y la conclusión de la guerra fría
libera el neoliberalismo de las residuales preocupaciones socia-les
que lo frenaban en la aplicación cínicamente consecuente
de sus principios. El triunfo sobre el comunismo ha aumentado
la ar-rogancia del capitalismo en todos los campos. Es más
que probable que esta misma actitud se manifieste en la renegociación
de la "deuda". Para entender más profundamente
la naturaleza de la " deu-da" y su consistencia jurídica
y moral, es esencial saber por un lado quien la contrató
y al servi-cio de qué intereses; y por el otro quien tendría
que pagarla. Ahora, en la gran mayoría de los casos, los
préstamos fueron con-traídos por gobiernos o por
empresas privadas al margen de la vo-luntad del pueblo; fueron
contraídos no para subvenir a las ne-cesidades de las grandes
mayorías, sino para favorecer los inte-reses de minorías
privilegiadas (dirigentes políticos, empresa-rios nacionales
o extranjeros, etc,) que se apresuraban a depo-sitar sus capitales
en bancos extranjeros ; también sirvieron los préstamos
para comprar armas y para agravar la represión violen-ta
de los movimientos populares. Ahora estos mismos pueblos que no
fueron beneficiarios sino víctimas de los préstamos,
tendrían que pagarlos con su sangre. La interpretación
del origen de la deuda que acabamos de proponer intenta expresar,
como todo nuestro enfoque, el punto de vista de las víctimas.
Por tanto, la ideología dominante la rechaza y propone
una explicación alternatva, según la cual el principal
responsable del endeudamiento es el Estado que ha ga-stado demasiado,
especialmente en actividades improductivas, como son los servicios
sociales); que ha asumido un papel demasiado activo en la economía
, como gestor de empresas caracterizadas por su ineficiencia;
que ha representado el principal obstáculo a la libertad
de mercado y por lo tanto a la productividad de la economía.
Por eso, los agentes del neoliberalismo,como el banco mundial
y el fondo monetario internacional buscarán la solución
a la crisis de la deuda en la liberalización irrestricta
de la eco-nomía y la completa eliminación del intervencionismo
estatal. Así la lógica del mercado capitalista que
para las víctimas de la deuda es la causa de la crisis,
representa, para el neoli-beralismo, el camino de la solución.
Esta contraposición eviden-cia una vez más la importancia
del "punto de vista" que se asume frente a la crisis
de la deuda.
Efectos de la deuda en la vida de los pueblos
El
problema principal planteado por la "deuda" no son sus
dimensiones y su crecimiento sino su efecto paralizante y distor-sionante
en la vida del país. La imposibilidad en que se encuen-tran
los deudores a amortizar sus deudas y al mismo tiempo la ne-cesidad
qeu tienen de conseguir nuevos préstamos conlleva conse-cuencias
políticas y económicas muy graves.
1)La
"deuda" llega a ser la cadena per-petua de los pueblos
deudores,
el
principal instrumento de su explotación y a dominación
, la destrucción de su soberanía econ-ómica
y política. Los países deudores tienen pues que
renegociar todos los años los términos de la deuda
con los países y los organismos financieros acreedores
. Estas negociaciones no se realizan evi-dentemente de igual a
igual, sino entre el fuerte, que puede im-poner sus condiciones,
y el débil, que debe acceptarlas, si quie-re sobrevivir.
Ahora, acceptar las condiciones dictadas por los acreedores significa
para el país deudor renunciar a su soberanía económica
y política, que no son separables. Significa acceptar que
toda la vida económica del país sea organizada del
modo más eficiente ya no en función de los intereses
del país, sino para conseguir las divisas necesarias al
pago de la deuda o por lo menos de los intereses. Organizada entonces
no para enriqueces al país, sino para empobrecerlo. Significa
oficializar de manera definitiva una relación neocolonial
de explotación y dominación y restablecer la esclavitud.
2)
La "deuda" representa una justificacion permanente de
las políticas económicas neoliberales
que
tienen justamente entre sus objetivos el de subordinar la economía
al "servicio de la deuda" y más generalmente
el de romper en el país todas las barreras que impiden
la irrestricta libertad del mercado y la toma del poder económico
y político de parte del capital financiero transnacio-nal.
Concretamente, esta reestructuración de la vida económica
suele significar, por ejemplo :a) monetarización de la
economía, es decir reducción de las inversiones
productivas y fomento de las inversiones especulativas: por consiguiente,
la economía se vuelve cada vez más autónoma
respecto a la vida del país y más indiferente a
las necesidades primarias de la gente; b) aumento de las exportaciones
y por lo tanto de la producción de bienes que se pueden
vender en el mercado internacional; c) reducción de las
importaciones, inclusive de bienes necesarios a la pobla-ción
( alimentos, medicinas, etc.); d) fomento de la inversión
extranjera, que supone la reducción del costo del trabajo
y el otorgamiento de condiciones privilegiadas a aquellas empresas;
e) reducción del poder y de los derechos de los trabajadores
; re-presión de sus organizaciones; f) privatización
de las empresas y de los servicios públicos; g )reducción
o eliminación del papel regulador del Estado en la economía
del país; h)reducción del deficit fiscal del Estado,
por lo tanto del gasto público, y de-smantelamiento de
los servicios sociales ( salud, instrucción, seguridad
social ). Recuerda en su mensaje Fidel Castro: "La Segunda
Conferencia Regional sobre la Pobreza en América Latina,
convocada por el PNUD y efectuada en Quito en 1990 esableció
la cifra de 282 mil millones de dólares como el monto de
financiamiento necesario para lograr la escolarización
total de los niños en etad de enseñanza primaria,
alfabetizar y dar educación primaria a unos 34 millones
de adultos, completar la educación primaria de otros 61,5
millones de adultos, resolver el déficit de viviendas y
dar servicio de salud a los casi 100 millones de personas que
no recibirían atención alguna en el período
hasta el año 2000. Esta cifra, por la cual los pobres y
analfabetos y enfermos continúan esperando, no es más
que el 46 por ciento de la deuda acumulada y apenas el 38 por
ciento del servicio pagado por ella a partir de 1982."
3)
La " deuda" paráliza el desarrollo e incrementa
el subdesarrollo
El
pago de la deuda absorbe una parte creciente de los re-cursos
del país, que sería urgente invertir en el desarrollo
y en la solución de los problemas vitales. La deuda se
convierte entonces en un canal de extorsión legal de los
recursos,en un monstruo que chupa la sangre del pueblo. El incremiento
de la deuda conlleva la disminución del crecimiento económico
del país. Se crea por tanto una contradicción central
entre el servicio de la deuda y el servicio del pueblo; o, si
se quiere, entre la deu-da externa y la deuda interna, que el
estado tiene con su pueblo. La deuda se convierte así en
una cuestión de vida o muerte.
4)La
" deuda" profundiza las desigualdades sociales y agudiza
la lucha de clases
Las
condiciones impuestas a la economía del país por
los acreedores, favorecen los intereses de las minorías
privilegia-das, por ejemplo de los empresarios nacionales o extranjeros
que producen y comercializan bienes exportables; al mismo tiempo
au-mentan la pobreza, el desempleo, el hambre, la marginación
de las grandes mayorías, y provocan el desmantelamiento
de los servi-cions sociales, de salud, instrucción, asistencia
a niños y an-cianos. El servicio de la deuda es entonces
una fuente permanen-te de desigualdad e injusticia social y por
lo tanto agudiza la lucha de clases.Las relaciones internacionales
de dominación en-gendran relaciones análogas a nivel
nacional. Así las burguesías nacionales, beneficiarias
de los préstamos, se convierten en aliadas de los prestamistas
y colonizadores; por tanto en ene-migos de la soberanía
nacional y agentes de la dominación ex-tranjera.
5)
La "deuda" es una guerra no declarada de una minoría
contra las grandes mayorías
Según
la definición clásica de Karl von Clausewitz, la
guerra es "un acto de violencia cuyo objetivo es forzar al
adversario a hacer nuestra voluntad." Ahora, justamente,
los mecanismos de la "deuda" le permiten al acreedor,
como lo acabamos de mostrar, convertirse en dueño de la
economía del país deudor, y por tanto en árbitro
de la vida y la muerte de su población. La "deuda"
es una guerra colonial, que como tal retrasa el reloj de la historia.
La "deuda" como la guerra destruye y mata la gente,
sembra enfermedades, hambre y miseria. Produce los mismos efectos
que la guerra, pero de manera más gradual y más
oculta. Es el desangramiento progresivo de un pueblo. Es una guerra
que queda fuera de las pantallas de televisión. Escribía
Maquiavelo en El Príncipe:" Los estados conquistados
...pueden ser mantenidos por el conquistador en tres diferentes
maneras. La primera es arruinarlos. La segunda es que el conquistador
vaya a vivir allí en persona. La tercera es permitirles
continuar viviendo bajo sus propias leyes, sujetos a un tributo
regular, y crear en ellos un gobierno de algunos que mantenga
el país como amigo del conquistador." Esta última
forma de dominación, la más ventajosa y menos costosa
para el dominador, es justamente la que practican hoy los países
y organismos acreedores. Forma parte de los mecanismos de la deuda
también el recurso a la violencia militar. Sin embargo,
no son los acreedores que toman las armas para imponer su voluntad,sino
los mismos países deudores, que movilizan sus ejércitos
y policías para imponerle al pueblo la voluntad de los
acreedores.Es decir que:
6)
La "deuda" favorece el autoritarismo, la militarización
del país
y
la represión de los movimientos populares. El Estado deudor
se encuentra en la necesidad de sofocar el descontento social
generado por su política económica. Se forta-lecen
entonces en su seno las tendencias autoritarias y militari-stas.
El poder ejecutivo, títere del poder económico nacional
y transnacional,prevalece sobre el poder legislativo y el judi-cial.
Así la supuesta democratización de la económia
destruye al mismo tiempo la soberanía nacional y la democracia.
En este contexto, una de las inversiones principales de los préstamos
suele ser la carrera armamentista y por lo tanto la militarización
del país. Inversión que no es sólo inútil
para el pueblo sino que le brinda al Estado instrumentos para
reprimir las movilizaciones populares de protesta contra las medidas
neo-liberales. Sobre las relaciones entre deuda y carrera armamentista,
es significativa la propuesta cubana, ricordada por Fidel en su
mensaje: "A mediados de la década pasada propusimos
que la anulación de esta deuda impagable era posible, sin
provocar quebrantos al sistema financiero internacional, mediante
la disminución del gasto militar, que alcanzaba entonces
sumas gigantescas cada año. Aquella justificación
desapareció, pero los países desarrollados siguen
gastando 700 mil millones de dólares anuales en armas y
soldados. Con sólo un año de este gasto militar
podría anularse la deuda externa de América Latina.
Con tres años alcanzaría para anular la deuda externa
de todo el mundo subdesarrollado, que alcanza ya los 1,9 millones
de millones de dólares."
Demistificar la imagen "espontánea" de la "deuda
externa"
El
deber de pagar la deuda externa proclamado por la ética
neoliberal y por los organismos financieros transnacionales e
in-ternacionales, se funda sobre un razonamiento aparentemente
muy sencillo: la deuda externa es una deuda como cualquier otra,
en-tonces pagarla es un deber como para cualquier otra. Además
el deudor es un estado y por tanto su deber de pagar la deuda
es una obligación ético-política. Este razonamiento
se funda en la imagen espontánea de la deuda externa, que
tiende justamente a interpretarla como un caso particular de deuda;
como si el término "deuda" fuera únivoco
, es decir aplicable con el mismo sentido dentro o fuera del siste-ma
capitalista. A este nivel el préstamo, que engendra la
deuda, es la ero-gación de una cantidad de dinero pedida
por una persona o un gru-po para subvenir a necesidades coyuncturales.
Aquí el deber de devolver el dinero con intereses proporcionados
a la entidad del servicio brindado se funda en el compromiso asumido
por el pre-statario y en el servicio que el préstamo le
ha brindado. Son las mismas personas que han sacado ventajas del
préstamo, las que tienen el deber de devolver la suma con
sus intereses. De lo que se trata , es de un intercambio. Cumplir
con este deber es una cuestión de honradez. Ahora, el análisis
de la "deuda externa" que hemos propue-sto nos permite
desmantelar esta imagen. En este caso pues se le atribuye el deber
del pago a un sujeto que no contrajo la deuda, que no sacó
ninguna ventaja del préstamo, que al contrario fue gravemente
damnificado por él. Se llama préstamo una operación
que no tiene ninguna utilidad para el prestatario y que sólo
sir-ve a los intereses del prestamista, favoreciendo su enriqueci-miento
y su poder de dominación. Se designa con un término
que evoca una relación coyunctural lo que es realmente
una relación estructural de dominación. Se exige
el pago con intereses de una suma que es realmente el fruto de
un saqueo: se le pide entonces al "deudor" que devuelva
lo que en realidad es suyo y que él tiene todo el derecho
de exigir con los intereses por concepto de reparación.
La conciencia de estas diferencias funda la evaluación
de la deuda desde el punto de vista de los oprimidos rebeldes.
II- EVALUACION DE LA "DEUDA EXTERNA" DEL SUR
Los
efectos de la deuda en la vida de los pueblos brindan el criterio
fundamental de una evaluación ética y política,
para los que miramos la historia desde el punto de vista de los
oprimidos.Esta evaluación tiene dos objetos estrechamente
vincu-lados: la misma "deuda" y el pago de la "deuda".
Evaluación ética y política de la misma "deuda"
Queremos
formular esta evaluación con las palabras de la campaña
"500 años de resistencia indígena, negra y
popular".En la convocación al I Encuentro Continental
, se denuncia, entre los signos de que "la brutalidad de
la conquista no es cosa del pasa-do", el "estrangulamiento
de nuestra economía con el pago de una deuda externa inmoral
e impagable" (Bogotá,p.277). En la Decla-ración
de Bogotá se vuelve a indicar la "ilegítima
e inmoral deuda externa" como signo de que se mantiene "el
genocidio y sa-queo practicado por los invasores." (p.285)
"La deuda externa, que han contraído los gobiernos
sin beneficio para nuestros pueblos "es uno de los vestigios
del co-lonialismo", que es urgente erradicar. Ella es "
uno de los prin-cipales obstáculos para el crecimiento
y la estabilidad de nue-stras economías, y un factor fundamental,
que impide el desarrol-lo económico, de evidente dimensión
política" (Quetzaltenango, p.24) "Además
de habernos explotado por 5 siglos, los países neocoloniales
pretenden que les paguemos una deuda externa ascen-dente a 400
mil milliones de dólares. Hoy mismo el dinero que supuestamente
fluye generosamente hacia nuestros países ni si-quiera
alcanza para el pago de intereses. De este modo nuestros pueblos
se hunden en una espiral de pobreza y la impagable deuda externa,
ciertamente menor que la deuda histórica que ellos tie-nen
para con nosotros, se constituye en instrumento central de dominación
del sistema financiero internacional y las grandes po-tencias."(
Quetzaltenango, pp.41-42) " Se siente el agobio de una pesada
deuda externa, contraída por los opresores de nuestros
pueblos que generan cada vez más dependencia, demostrándonos
que las potencias acreedoras son cómplices de la destrucción
de nue-stra vida."( Quito , p.263) Entre los mecanismos mortíferos
con que se ejerce la dominación capitalista, se señala
justamente el "canje de deuda externa por ecología,
mueva práctica etnocida en vigor en todos los países
"( Quetzaltenango, p.43, 45). Se de-nuncia "la imposición
de la llamada "democracia" del sistema ca-pitalista
neoliberal, saqueador de recursos, genocida, etnocida, que por
medio de la deuda externa chupa la sangre de nuestros pueblos
y genera hambre, miseria, analfabetismo, desnutrición y
muerte."(p.43) La "deuda externa" entonces no es
para el movimiento indíge-na, negro y popular una injusticia
entre otras, de la cual sus pueblos son víctimas, sino
que se ha convertido en el factor principal de dominación
y de estrangulamiento de la economía. Ella es el instrumento
más sutilmente cruel del neocolonialismo, la prolongación
e institucionalización del genocidio originario; un crimen
de lesa humanidad que queda impune , aún más, que
man-tiene todas las apariencias de la legalidad porque es perfecta-mente
coherente con la lógica constitutiva del nuevo orden mun-dial.
En otras palabras: un crimen de esa gravedad se perpetra con la
aprobacion de la cultura dominante y por lo tanto de la mayoría
de la humanidad.
Evaluación ética y política del pago de la
"deuda"
El
juicio ético y político sobre el pago de la deuda
impli-cado en estas evaluaciones es muy claro: no hay ningún
deber de pagar la deuda; hay más bien el deber de no pagarla
¿Porqué? 1. El pueblo no ha asumido al respecto
ningún compromiso. La deuda se ha contraído al margen
de la voluntad popular y contra sus intereses. 2. El pueblo no
ha recibido ningún beneficio de estos pre-stamos, que regresaron
a los países acreedores como capitales fu-gados o como
resultado del intercambio desigual. 3. El pueblo fue más
bien víctima de la represión y de la militarización
del estado financiadas por los préstamos interna-cionales.
4.La alternativa concreta es entre seguir pagando ladeuda y defender
la vida del pueblo, rescatar la soberanía nacional, reorientar
la economía al servicio del país y de su desarrollo.
5.La deuda es impagable: nadie puede ser obligado a hacer algo
imposible. 6. Los préstamos que América Latina ha
recibido y recibe son en último término el fruto
de las expoliaciones perpetradas por siglos de conquista y por
los mecanismos de un sistema económico y político
inmoral. Por tanto no sólo es legítimo y necesario
el rechazo de la deuda, sino que es legítimo exigir indemnizaciones
por las expoliaciones de las cuales los pueblos indoafrolatinoa-mericanos
fueron víctimas. En una palabra: la deuda no se debe pagar
porque no existe; lo que existe, y que debe ser pagado, es más
bien la deuda de las potencias del Norte.
III- PARA ROMPER LA CADENA DE LA"DEUDA"
Levantar la bandera del no pago de la "deuda" con plena
conciencia de sus dificultades
La
reacción más coherente de un pueblo que toma conciencia
del carácter criminal de la "deuda" es el rechazo
del pago. De hecho, entre las organizaciones populares, los sindicatos,
los partidos de izquierda, las organizaciones indígenas,
la iglesia popular, etc. se impone cada vez más esta tesis.
En el encuentro de Quetzaltenango la campaña 500 años
de resistencia indígena negra y popular"se pronuncia
"en contra del pago de la deuda externa" (p.22); y la
comisión "Juventud" re-suelve: "Levantar
la bandera del No Pago de la deuda externa y el rompimiento de
las relaciones con el Fondo Monetario Internacio-nal." (p.61).
"Hoy día, además de haber sido históricamente
despojados, los pueblos de nuestra América nos encontramos
agobiados por una considerable y abrumadora deuda externa. Si
los gobiernos de las potencias colonialistas de ayer se plantean
con gran lujo y mayor pompa la celebración jubilar de una
fecha histórica como la que nos trae 1992, cabría
preguntarles a ellos si no se han puesto a pensar que existe también
una deuda histórica que ellos tienen pendiente con nuestros
pueblos. Nosotros pensamos que este es uno de los puntos que puede
contribuir a aglutinar nuestros di-ferentes movimientos y a crear
conciencia sobre lo absurdo e injusto que pueden resultar las
presentes presiones que ejerce la comunidad financiera internacional
sobre la América Indígena Ne-gra y Popular.Ya nos
robaron el pasado ,ahora encima quieren hi-potecar nuestro futuro
y el de nuestros hijos." ( Quetzaltenango,p.42) La consecuencia
de estas premisas es tajante:" Rechazamos el pago de la deuda
externa de nuestros países y exigimos la indem-nización
por el genocidio, masacres y saqueos de nuestros pueblos."(Quito
,p.20) Tenemos que "negarnos a pagar la deuda externa, porque
no debemos nada, sino que hemos sido despojados de nuestras riquezas."
(Managua, p.30) En el encuentro continental sobre la deuda externa
de Améri-ca Latina y el Caribe, celebrado en La Habana,
Cuba , en 1985 la dirigente indígena quichua, de Ecuador,
declarò al respecto: "Nosotros los indígenas
en nuestras asambleas y en nuestros con-gresos hemos rechazado
el pago de esta deuda externa. Porque si bien es cierto que nuestros
gobiernos han firmado muy facilmente los convenios, muy facilmente
los han publicado "para el desar-rollo y para el beneficio
de las comunidades", cuando vamos a las comunidades, en realidad
nosotros no hemos recibido un sucre de esa deuda, ni de las privadas
ni de las estatales, porque en nue-stras comunidades no se ve
un hospital, no se ve una buena escuela, no hay medios de comunicación
ni carreteras que real-mente puedan ayudar a la comunidad, no
se ve ningún desarrollo. Por eso nos hemos negado y hemos
rechazado este pago, y por eso decimos que la paguen quienes la
recibieron, que no tenemos que pagar nosotros. "De ahí
que también, a pesar de que el representante del go-bierno
de nuestro país haya dicho que están de acuerdo
con pagar la deuda, nosotros, como pueblo que somos, lo que estamos
sin-tiendo en carne propia, decimos : ¡No! al pago de esta
deuda ex-terna. Porque muy facilmente ellos van a decir sí
al pago. Fácil es con un decreto de austeridad... Claro,
la austeridad es que nos amarremos cada día más
nuestra cintura y dejemos de comer. Ese es un decreto disimulado
de genocidio masivo, que quieren ha-cer lentamente con nuestro
pueblo. "Por eso, nuestra organización, nuestro pueblo,
decimos que se haga el nuevo ordenamiento...pero donde no sea
para seguir ma-tando de hambre al pueblo, donde ayude a la liberación
de nue-stros pueblos, donde no sigamos sometidos más nosotros
a las presiones ni a los abusos del Fondo Monetario Internacional."
No pagar la deuda significaría poder invertir al servicio
de las grandes mayorías los capitales que se hubieran tenido
que disperdiciar, entregándoselos a los organismos acreedores.
No pagar la deuda, significaría sobre todo rescatar la
soberanía nacional, y por lo tanto la posibilidad de reorientar
la produc-ción y toda la economía al servicio del
país. Sin embargo, al asumir esta toma de partido, no podemos
prescindir -de una objección que se nos planteará
de todas partes: este pro-grama no es realizable, falta de realismo,
será fatalmente der-rotado. Porque la deuda puede ser inmoral
e impagable; pero es también inevitable, como el capitalismo
neoliberal. Por cierto, una decisión tan grave como la
del no pago de la deuda no se tomaría impunemente. Las
represalias de parte de los acreedo-res serían inmediatas
y despiedadas. Los países "deudores" se verían
negar todo nuevo préstamo; y serían boicoteados
en sus ex-portaciones e importaciones. Además , el no pago
de la deuda eliminaría el principal obstáculo a
la solución de los problemas económicos del país,
pero no solucionaría los problemas de la alternativa económica
y política que quedarían dramáticamente abiertos.Si
es cierto que el problema de la deuda tiene sus raíces
profundas en el modelo económico internacional y nacional,
el no pago dejaría abiertos los otros problemas provocados
por el modelo. Entonces, el no pago de la deuda será una
opción realista y no demagógica, sólo si
se toma con plena conciencia de las enor-mes dificultades que
será necesario enfrentar para sostenerla coherentemente.
Además, será una opción realista y no demagógica
sólo si forma parte de un proyecto y de una estrategia
global, fundada en el protagonismo del pueblo y orientada a mediano
y largo plazo a realizar una reestructuración de la economía
al servicio de las grandes mayorías. El pueblo ecuatoriano
tiene hoy una oportunidad excepcional para afirmar con eficacia
el no pago de la deuda , vinculando esta reivindicación
con un proyecto global de alternativa económica y política:
la asamblea nacional constituyente.
Promover un proceso de concientización y movilización
que reconozca al pueblo como protagonista de la solución
La
propia expresión "deuda externa" es uno de los
mecanismos que sirven para ocultar y legitimar este crimen. Ella
pues tran-sforma el pillage y el genocidio cometido por los países
ricos en un acto de beneficencia; le confiere a una violencia
sistem-ática la dignidad de fundamento de derecho. Transforma
la víctima del crimen en deudora y por lo tanto en rehén
y esclava de su acreedor. La supuesta deuda del Sur sirve para
ocultar la grav-ísima deuda histórica del Norte.
Entonces, un momento central en la lucha liberadora de los pueblos
del Sur es la toma de conciencia de los mecanismos de la deuda,
de su relación estrecha con la lógica del capitalismo
mundial, de su naturaleza criminal y genocida, de la contradic-ción
entre pago de la deuda y defensa de la soberanía nacional.
Ahora, como la idea de "deuda" es parte integrante de
la cultu-ra dominante liberaldemócrata, la toma de conciencia
de la cual hablamos tendrá que desenmascarar esta cultura
en su conjunto y el proceso de globalización orientado
por ella, denunciando su carácter antipopular. El itinerario
natural de todo proceso de concientización es la vinculación
de temas tan generales y aparentemente lejanos con la vida cotidiana:
es importante que todos lleguemos a perci-bir el impacto de la
deuda sobre fenómenos cercanos como el de-sempleo, la alza
de los precios, el desmantelamiento de los ser-vicios sociales,
el deterioro del ambiente, etc Un aspecto de la vida cotidiana
que puede servir como punto de partida de un proceso de concientización
es el de las deudas privadas impagables, que en algunos países
se van convirtiendo en un problema angustioso para muchos ciudadanos.
Es típico al re-specto el caso de los barzonistas (1.500.000)
de México. Las raí-ces de este problema privado
coinciden en gran medida con las del problema público representado
por la deuda externa: y se encuen-tran en el poder absoluto que
se arroga hoy el capital financie-ro, rechazando cualquier norma
moral. El método más adecuado para hacer descubrir
estos nexos es el de la educación popular liberadora.Será
por lo tanto necesario elaborar a nivel local y nacional planes
de talleres y folletos informativos sobre el tema. Para involucrar
a las comunidades indígenas en el proceso de concientización
habrá que preparar folletos en lengua quechua y realizar
talleres total o parcial-mente en esta lengua. Sin embargo, la
concientización no tiene como objetivo sólo la toma
de conciencia del problema de parte del pueblo sino tam-bién
su involucramiento como protagonista de la solución. Esto
supone que el pueblo tome conciencia de sus derechos pisoteados,
en primer lugar de su derecho de autodeterminación y tome
la de-cisión de comprometerse de manera beligerante para
defenderlos. Ser protagonista de la solución significa
para el pueblo no esperar soluciones y consignas desde arriba,
sino participar ac-tivamente en la búsqueda de soluciones
alternativas. La educación liberadora implica también
una metodología de investigación-acción participativa,
que es urgente aplicar ya sea al análisis y la evaluación
de la "deuda externa" ya sea a la búsqueda de
al-ternativas. La concientización así entendida
desembocará necesariamente en una movilización popular,
que es el único camino para quebrar la cadena de la deuda
e imponerle al país un nuevo rumbo. Pero la movilización
popular, para ser eficaz, tiene que ser unitaria. Entonces el
problema de la deuda nos remite al de la unidad in-dígena.
negra y popular, concebida como una unidad respetuosa de la diversidad.
Por el otro lado, el rechazo de la deuda y la realización
de alternativas económicas pueden representar una plataforma
unitaria de lucha para todos los sectores populares. Por tanto,
la importancia vital de la unidad popular tiene que ser uno de
los objetivos esenciales de la concientización. En la coyunctura
actual de Ecuador, un objetivo inmediato de la movilización
popular tiene que ser el de imponer el problema de la deuda externa
a la atención de la asamblea constituyente.
Descartar las soluciones ilusorias
A
lo largo de las últimas décadas se fueron intentando
solu-ciones, que pretendían solucionar la crisis de la
deuda influyen-do sobre sus efectos, pero sin cuestionar sus causas
estructura-les. Tales son , por ejemplo, la renegociación
de la deuda, la moratoria, la fijación de un techo. 1)
La renegociación de la deuda busca la solución en
una atenuación de la presión de los acreedores,
exigiendo la reduc-ción de los intereses, el aumento de
los plazos, un techo del pa-go, la fijación de precios
justos para los productos de exporta-ción , etc. Es importante
señalar que los países acreedores, que se han coordinado
en el club de París y en comités de gestión,
no les reconocen a los deudores el derecho de coordinarse y de
negociar colectivamente. Por tanto , las negociaciones siempre
se desar-rollan en el marco de una correlación de fuerzas
totalmente de-sfavorable al deudor. 2) La fijación de un
techo al servicio de la deuda sobre el total de las exportaciones
o sobre el producto interno bruto: por ejemplo del 10 o 20% 3)
La moratoria o suspensión del pago de los interes por un
periodo determinado ( 10 o 15 años) o por un período
indefinido. La experiencia ha mostrado el carácter ilusorio
de estas so-luciones, que sólo sirven a prolongar la agonía
del deudor. La razón de esta ineficacia parece clara: son
"soluciones" que no erradican las causas estructurales
del problema. Por tanto, la toma de conciencia del carácter
ilusorio de estas soluciones es un momento importante del proceso
de concientización y la prepa-ración más
eficaz a una toma de partido consecuente y radi-cal.
Poner en el centro de la estrategia nacional la construcción
de espacios de autonomía
El
no pago de la deuda, como lo hemos señalado, eliminaría
el principal obstáculo al desarrollo del país ,
pero no solucio-naría sus problemas económicos.
La solución habrá que buscarla valorando los recursos
de la autonomía que el no pago de la deuda habrá
posibilitado, para ir elaborando un nuevo modelo económico.Las
novedades políticas fundamentales de este modelo son ,
que 1º esté orientado por el propio pueblo; 2º
esté al servicio del pueblo. La concretizaciones de estas
orientaciones exigen, por supuesto, múltiples especificaciones
técnicas, elaboradas por el propio pueblo en estrecha colaboración
con sus expertos. Así el derecho de autodeterminación
política y económica de los pueblos, que está
en el corazón de la movilización indígena,
se impone una vez más como un problema de vida y muerte:
no sólo para los indígenas sino para todos los sectores
populares del país y del continente. Se impone por lo tanto
como el terreno fundamental de la unidad popular y continental.
Para la resistencia indígena, negra y popular el proyecto
de autodeterminación y autonomía a nivel económico,
se define ju-stamente respecto a la deuda externa. En el II Encuentro
conti-nental de la campaña , los Delegados resuelven "generar
políti-cas propias de autofinanciamiento, autoabastecimiento,
con tecno-logías propias, que permitan el desarrollo integral
autónomo para dejar de ser víctimas de la deuda
externa y recuperar la soberan-ía alimentaria."( Quetzaltenango,
p.49). En una palabra, la única alternativa a la autonomía
del ca-pital financiero es la autonomía de los pueblos.
.
Vincular el rescate de la soberanía nacional con la unidad
indoafrolatinoamericana
Las
dificultades provocadas por las reacciones internacio-naales al
no pago de la deuda serían insuperables si cada país
tuviera que enfrentarlas aislado: pero dejarían de serlo
si en-tre los países de América Latina se estrecharan
sobre este terre-no vínculos autónomos de unidad
y solidaridad: si por ejemplo un país hermano pudiera otorgarle
los prestamos que los amos rehu-san; si los pueblos del sur compraran
los productos boicoteados por el Norte o vendieran los productos
que el Norte pretende bloquear. Las potencias acreedoras están
conscientes de la amenaza que representaría para ellas
un proceso autónomo de unificación latinoamericana.
Por eso rechazan negociaciones colectivas de la deuda e imponen
negociaciones separadas. Los gobiernos han tenido hasta ahora
la debilidad de someterse a este diktat. Entonces, el no pago
de la deuda es posible y necesario, pe-ro no se puede separar
de la lucha por la unidad y la soberanía de América
Latina, y por lo tanto por la construcción de un orden
mundial realmente nuevo, es decir fundado sobre el protagonismo
del pueblo y de los pueblos.
Poner la cuestión de la deuda en el centro del jubileo
2000
Quiero
ahora adelantar una propuesta, que pretende rescatar el sentido
originario, penitencial y liberador, del jubileo y de-volverle
a la opción por los pobres su papel central en la carac-terización
del evento. La idea brota de la coincidencia entre la transición
del II al III milenio y el decenio internacional de los pueblos
indígenas, proclamado por Naciones Unidas (10 de di-ciembre
de 1994-10 de diciembre de 2004). La propuesta es la de enfocar
la transición del II al III milenio desde el punto de vi-sta
de los pueblos indígenas, que emergen a la conciencia y
la dignidad de sujetos En el '92, ya lo hemos recordado, muchas
personas, grupos, movimientos, comités, se han movilizado
para rechazar las cele-braciones del V centenario de la conquista
y la evangelización y sobre todo la ideologia que las inspiraba,
la de los conquistado-res y dominadores. Este rechazo conllevaba
la valoración del pun-to de vista de los pueblos indígenas
sobre aquellas hazañas y so-bre el conjunto de la historia.
Me parece igualmente urgente un análisis de la ideología
que inspira el proyecto de celebración del milenio, entendido
como exaltación de los 2000 años de civi-lización
cristiana. Porque no se puede separar el juicio sobre los 500
años del juicio sobre los 2000 años. La conquista
y las conquistas generadoras de la modernidad son el desemboque
natural de una ideología y una práctica imperiales,
que han marcado de cabo en cabo toda nuestra era. Afirmar, en
este contexto, nuestra identificación con los pueblos indígenas
significa asumir su punto de vista para evaluar la historia pasada
y proyectar la historia futura; asumir el punto de vista de los
excluídos de nuestra civilización y no el de los
dominadores. Una opción de civilización que no se
puede separar de una opción de vida. Enfocar el jubileo
desde el punto de vista de los excluídos significa rescatar
su sentido originario, penitencial y libera-dor, redescubrir su
carca subversiva. Significa para las iglesias relanzar el mensaje
de Jesús, comprometiéndose al lado de los pueblos
indígenas y de todos los oprimidos del mundo en su lucha
liberadora, es decir en su esfuerzo por afirmarse como sujetos
históricos. Significa denunciar valientemente el crimen
y el pe-cado estructurales de la marginación de las grandes
mayorías de la humanidad y la ideologia liberal que los
inspira. Significa por tanto poner en el centro de la mobilización
jubilar no la unidad entre las iglesias sino la solidaridad entre
los pueblos y continentes; una reconciliación que no transforme
tan sólo las relaciones interpersonales, sino sobre todo
las relaciones estructurales entre el Norte y el Sur del mundo.
Significa además luchar para que los países ricos
renuncien a cobrar la supuesta "deuda" de los pobres,
que se ha convertido en el instrumento más mortífero
de explotación y dominación; aún más
para que reconozcan su propia deuda histórica con ellos
y se comprometan en pagarla. Significa por fin apoyar a los pueblos
indígenas en la lucha que llevan para recuperar la tierra
de sus padres, violentamente secuestrada por los conquistadores
de ayer y de hoy. Para concretar esta reinterpretación
del jubileo, podr´a ser útil en algunos lugares contar
con el respaldo de la jerarquía. Pero es esencial que ,
sobre este terreno como sobre otros análogos, el pueblo
cuente principalmente con sus propias fuerzas.
El Card. Arns por la soberanía y la unidad latinoamericana
Quiero
concluir esta parte de nuestra reflexión, con la síntesis
propuesta sobre el tema por el Card. Arzobispo de Sao Paulo, mons.
Paulo Evaristo Arns, en su carta al encuentro con-tinental sobre
la deuda externa de América Latina y el Caribe, desarrollado
en La Habana, del 30 de Julio al 3 de Agosto de 1985.Carta que
fue leída por Frei Betto y retomada por Fidel Ca-stro en
su discurso de clausura. El Cardenal sintetizó su pensamiento
al respecto en 5 pun-tos: "Primero, no hay posibilidades
reales de que el pueblo la-tinoamericano y caribeño se
responsabilice por el peso del pago de las deudas colosales contraídas
por nuestros gobiernos. Ni si-quiera es viable continuar pagando
los altos intereses a expensas del sacrificio de nuestro desarrollo
y bienestar. "Segundo, el problema de la deuda, antes de
ser financiero, es fundamentalmente político y como tal
debe ser encarado. Lo que está en juego no son las cuentas
de los acreedores internaciona-les, sino la vida de millones de
personas, que no pueden sufrir la permanente amenaza de medidas
recesivas y del desempleo, que traen la miseria y la muerte. "Tercero,
los derechos humanos exigen que todos los hombres de buena voluntad
del continente y el Caribe, todos los sectores responsables, se
unan en la búsqueda urgente de una solución rea-lista
para el problema de la deuda externa, como forma de preser-var
la soberanía de nuestras naciones y resguardar el principio
de que el compromiso principal de nuestros gobiernos no es con
los acreedores, sino con los pueblos que representan. " Cuarto,
la defensa intransigente del principio de autode-terminación
de nuestros pueblos requiere el fin de la interferen-cia de organismos
internacionales en la administración financiera de nuestras
naciones. Considerando que el gobierno es cosa públi-ca,
todos los documentos firmados con tales organismos deben ser de
inmediato conocimiento de la opinión pública. "Quinto,
es urgente el restablecimiento de bases concreta de un nuevo orden
económico internacional, en el cual sean suprimi-das las
relaciones desiguales entre países ricos y pobres y ase-gurado
al Tercer Mundo el derecho inalienable de regir su propio destino,
libre de la ingerencia imperialista y de medidas expo-liadoras
en las relaciones de comercio internacional."( Fidel Castro,en
el discurso de clausura, volvió a leer estos puntos, y
concluyó: "Dicen que las tesis que estoy defendiendo
son radicales, pues bien, ¡yo suscribo ciento por ciento
este programa de cinco puntos, de ese ilustre hijo de Brasil,
que es Paulo Evaristo, Cardenal Arns!...Y le añadiría
sólo un sexto pun-to, que es la integración económica
de América Latina. Y un séptimo punto, que se percibe
en su intención: esta es una lucha por los pueblos de América
latina y el Tercer Mundo, por la vida de 4000 millones de personas,
que sufren y padecen las consecuen-cias de este orden económico
inhumano e injusto." La importancia de este encuentro, que
muchos calificaron de histórico, sobre la deuda, procede
no sólo de los múltiples apor-tes que se dieron
a la profundizacion del tema, sino también de la toma de
conciencia que el manifestó y provocó , de que el
tema de la deuda externa, de su análisis, evaluación
y abolición es un terreno decisivo de encuentro entre todos
los pueblos indoafrola-tinoamericanos, que han optado seriamente
por su autodetermina-ción y al mismo tiempo entre distintas
corrientes políticas de cada país. Decía
al respecto Frei Betto: " Si la unidad de nuestros pueblos,
si la unidad de nuestras iglesias, si la unidad de nue-stros partidos
no es posible entorno a la deuda externa, es este un hecho que
consagra definitivamente la victoria del imperiali-smo. "O
sea, nosotros tenemos en la deuda externa una bandera que cristianos,
comunistas, demócratas, la gente socialdemócrata,
la gente de todas la tendencias politicas que tienen un mínimo
de honestidad y de buena voluntad, se pueden reunir para llevar
este problema adelante. Más, para eso ...no es suficiente
que este problema se quede cerrado en nuestras oficinas, en nuestros
par-tidos, en nuestras iglesias, en nuestras universidades. Yo
pienso que la única solución es exteriorizar el
problema, llevarlo a la calle, hacer que la deuda sea un tema
discutido entre los obre-ros en las fábricas, entre los
campesinos, en las comunidades populares cristianas, entre los
estudiantes, en los movimientos de mujeres, en los movimientos
de negros, en los partidos políti-cos, entre toda la gente,
de manera que se vaya creando ese cen-tro de unidad y de movilización
frente a este problema que hoy pasa no por nuestras concepciones
religiosas y políticas, más sí por el hambre
de una multitud de millones de latinoamericanos que no tienen
su pan, no tienen la vivienda, no tienen la escuela, porque tenemos
la deuda, la deuda que nosotros no contrajimos, la deuda contraída
por nuestros gobiernos. Sin embargo, en su apasionada intervención
, a Frei Betto se le olvidó un sector importantísimo:
el de los indígenas. Esta-mos pues en 1985, cuando la movilización
indígena no tenía todav-ía la fuerza que
iba a conseguir en los años '90. Hoy día sabemos
que en muchos países como Ecuador, México, Bolivia
, Guatemala etc. los pueblos indígenas están asumiendo
un papel protagónico en la lucha por la autodeterminación
y por el no pago de la "deu-da". . En conclusión,
con el tema de la "deuda" enfrentamos un dilema dramático:
el de escoger entre el derecho de la fuerza y la fuerza del derecho;
entre la fuerza del Capital y el derecho a la vida y la autodeterminación
de las grandes mayorías. Entonces el problema central impuesto
por la "deuda" es el del genocidio legal de las grandes
mayorías.El camino difícil, pero posible y necesario
de la solu-ción en la reafirmación beligerante del
prota-gonismo del pueblo a nivel económico, político
y cultural, como objetivo de la lucha y comoeje de la estrategia.
IV- LA DEUDA HISTORICA DEL NORTE
La deuda histórica de Europa y Norteamérica: derecho
de las víctimas a la indemnización
En
la perspectiva del movimiento indígena, negro y popular,
un momento fundamental de la lucha para romper la cadena de la
deuda, es, como lo hemos subrayado, la concientización
de los pueblos sobre su origen y naturaleza . Ella consiste en
desen-mascarar el lenguaje oficial sobre la deuda, evidenciando
su carácter mistificante , en el sentido de que oculta
la realidad de las relaciones Norte-Sur, aun más, presenta
de ellas una ima-gen invertida. El análisis de la deuda
y de su origen por parte del movimiento no se refiere a los mecanismos
técnicos que la provocan próximamente, sino a los
cinco siglos de expropiación y explotación, que
la engendraron, permitiendoles a las poten-cias del Norte acumular
sus riquezas y devolverles a los pue-blos de América Latina
una parte de los bienes que les han usur-pado, bajo la forma de
préstamos usureros. "El neoliberalismo de hoy se presenta
como continuación hi-stórica del colonialismo y
el neocolonialismo, que significaron también el saqueo
sin medida de metales preciosos como el oro y la plata de nuestras
entrañas. Hasta los propios historiadores de la economía
mundial, han reconocido y demostrado que, más allá
de las miles de vidas perdidas en las minas, este saqueo de metales
preciosos permitió la acumulación capitalista primitiva
y consti-tuyó, a la larga, la base del bienestar material
de lo que hoy se llama el mundo desarrollado. Nadie podrá
negar hoy que este bie-nestar actual se apoyó en el despojo
masivo que llevaron adelante España, Portugal, Inglaterra,
Francia , Holanda y otras potencias colonialistas, a las cuales
se suman festivamente los Estados Unidos en las últimas
décadas".( Quetzaltenango,p.41). "La reflexión
no debe circumscribirse sólo a los grupos in-dígenas,
así la fecha de 1492 los haya tocado con más violencia,
pues sobre la explotación, genocidio y destrucción
socio-cultural de los grupos indígenas se fue montando
un sistema de opresión que creó su riqueza y esplendor
sobre la expropiación de los bie-nes producidos por la
mayoría del pueblo, fueran estos blancos, indios o negros."(Bogotá,p.290)
Esta inversión del problema de la deuda es un aspecto carac-terizante
de la nueva conciencia que se ha afirmado a nivel de masas en
América Latina en el clima del V Centenario. Ella se funda
sobre un análisis de la conquista como invasión,
explota-ción, rapiña, expropiación, saqueo,
genocidio, etc.: actos cali-ficados por su gravedad y dimensiones
como "crímenes de lesa hu-manidad." "Las
tierras de nuestro continente eran habitadas por miles de pueblos
que, a la llegada de los europeos, vieron trun-cado su desarrollo.
La codicia y la voracidad de los invasores nos negó la
condición de seres humanos para garantizar la legiti-mación
del etnocidio, genocidio y sometimiento a nuestros pue-blos, es
decir , considerándolos como algo más de la naturaleza
dispuesta a su dominio." (Quito , p.260) Estos crímenes
no son perpetrados sólo con una sucesión ininterrumpida
de intervenciones agresivas, sino sobre todo a través de
las estructuras económicas y políticas de la sociedad
y del mundo actuales. Estructuras que por un lado hacen la agresión
más continua y mortífera, por el otro la ocultan
bajo las apa-riencias de una relación natural, necesaria,
normal. Además, sigue el análisis desarrollado por
el movimiento, este saqueo plurisecular ha posibilitado el enriquecimiento
de cada una de las naciones colonizadoras europeas y posteriormente
de los Estados Unidos; ha favorecido aquel progreso tecnológico
y militar, del cual hoy las grandes potencias se sienten orgullo-sas
y que fortalece todos los días su dominación sobre
los pue-blos del Sur. En un mundo, en el que el saqueo y la explotación
secular de nuestras riquezas y de nuestro trabajo nos convirtió
en fuerza inagotable de acumulación capitalista y del desarrollo
industrial y tecnológico de los nuevos dominadores...cargamos
so-bre nuestras espaldas los fardos de una deuda creciente, que
no es más que nuestra riqueza convertida en préstamo
y el cobro de-vuelto con interéses. Como antes, de nuestras
vetas sale el oro; de nuestras entrañas el petróleo;
de nuestro sudor los capitales; de nuestros sueños las
pesadillas de la represión y el hambre. "(Managua,
p.40) Entonces el reconocimiento de la deuda histórica
del Norte es por un lado un argumento muy fuerte para cuestionar
la misma existencia de la deuda del Sur y por lo tanto el deber
de pagarla.Y es por el otro lado el fundamento de un nuevo frente
de lucha, sobre el derecho de los pueblos indígenas a la
devolución de sus tierras y a la indemnización por
el genocidio del cual fe-ron y siguen siendo víctimas.
Además, la expropiación de América Latina
por parte del Nor-te no ha sido sólo económica,
sino también politica, cultural y religiosa: los pueblos
no han estado sólo expropiados de sus ri-quezas, de sus
tierras de sus recursos naturales, sino también del poder
de autodeterminación, de sus culturas, de sus religio-nes.
"Miles de años antes de 1492 los pueblos originarios
éramos pueblos autónomos, teníamos nuestras
propias formas o sistemas de gobierno...En el transcurso de estos
500 años hemos sufrido some-timiento, saqueo, explotación,
discriminación, etnocidio lleg-ándose al grado de
negarnos el derecho de seres humanos. Se nos ha hecho inquilinos
en tierras que por miles de años fueron nue-stras. Se emiten
leyes en contra de nosotros, las cuales descono-cen nuestra forma
de ser y de pensar, lo que ha hecho que nue-stros pueblos vivan
dependientes y en extrema pobreza."( Managua, p.21) Entonces,
el deber de la devolución no concierne sólo la tierra
y los bienes económicos, sino también los bienes
cultura-les y religiosos: "Todas las instituciones que tengan
objetos, códices sagrados y restos de valores ancestrales
de los Indios Americanos deben devolverlos a nuestras nacionalidades
indígenas, líderes espirituales y organizaciones
indígenas." ( Quito p.246) Los dirigentes indígenas
hacen una referencia particular a las responsabilidades y a la
deuda de España: "Si España está di-spuesta
a indemnizar por el daño causado por la invasión,
exigi-mos que estos recursos sean orientados a planes y proyectos
que elaboremos y administremos nosotros para satisfacer las necesida-des
de nuestros pueblos; para esto es necesario realizar un tal-ler
que defina una política sobre indemnización."(
Quito,p.239) Además, en el encuentro de Managua, la delegación
de la re-gión andina introduce la categoría de "deuda
ecológica" (p.7), asumida posteriormente por el conjunto
de los Delegados, que reivindican "el desconocimiento de
la deuda externa y el pago de las deudas ecológica e histórica
que tiene el Norte con nuestros pueblos." (p.43)
La deuda ¿compromete a los europeos y norteamericanos de
hoy?
Son
estos análisis que le imponen al movimiento indígena
ne-gro y popular invertir el discurso de las potencias del Norte,
proclamando la existencia de parte de estas de una enorme deuda
histórica con respecto a sus antiguas colonias. Esto significa
para los pueblos de América Latina proclamar su derecho
a la re-paración y a la devolución de lo mal habido.
Para ellos no es su-ficiente que las potencias del Norte reconozcan
las injusticias y los robos que han cometido; ni puede satisfacer
sus reivindica-ciones lo que los cristianos han llamado "actitud
penitencial". Sin embargo, estas reivindicaciones chocan
, como acabamos de recordar, contra el muro del etnocentrismo,
que les impide a los europeos de hoy, como a sus ancestros, reconocer
a los in-dígenas como sujetos de historia; que por lo tanto
les impide percibir en los procesos de colonización una
violación sistemáti-ca y criminal de sus derechos
fundamentales. Pero , además, los europeos de hoy se niegan
a asumir las culpas cometidas por sus antepasados, aún
cuando las reconocen; rechazan la concepción de la responsabilidad,
acorde a la cual las culpas de los padres re-caen sobre los hijos.
La reivindicación del movimiento indígena, negro
y popular se funda, en cambio, sobre una percepción de
la continuidad rigu-rosa entre pasado y presente. "El lenguaje
de la historia oficial no sólo coloca un velo sobre el
genocidio y saqueo practicado por los europeos a las antiguas
civilizaciones de este continente, sino que sigue fundamentando
hoy día la la expropiación de los derechos ancestrales
que tienen los indígenas en sus territo-rios." (Bogotá,p.287)
Porque la situación actual de los pueblos ex-coloniales
está influída decisivamente por la serie ininterrumpida
de agre-siones, expropiaciones, injusticias, de las que fueron
víctimas. La misma organización económica,
política, cultural, religiosa, de la sociedad , que ellos
con todo fundamento llaman neocolonia-lista, es la prolongación
de las relaciones coloniales instaura-das hace 500 años.
Por el otro lado, ellos piensan que el biene-star del cual nosotros
gozamos en el Norte, el progreso científi-co y tecnológico
que hemos llevado a cabo son fruto de la acumu-lación primitiva
que hemos realizado depredando y explotando sus riquezas. Es en
el nombre de esta continuidad entre pasado y presente, como ellos
piensan poder exigir hoy la reparación de crímenes
de los que ellos sufren hoy las consecuencias mientras que nosotros
gozamos hoy sus beneficios. Es urgente que este problema deje
de ser considerado un jue-go intelectual de algunos moralistas,
para recobrar su puesto en la conciencia de la humanidad, como
una de las cuestiones morales y políticas ,que condicionan
su futuro.
Deuda histórica de las iglesias
En
este proceso de expropiación, el movimiento indígena
ne-gro y popular denuncia particularmente las responsabilidades
de las iglesias y de la ideologia cristiana. Ellas por un lado
le han brindado a la dominación política y económica
una justifi-cación jurídica y teológica,
legitimando la violación del derecho de los pueblos indígenas
en el nombre del derecho de Dios. Por el otro lado han actuado
directamente, con su obra de evangeliza-ción, para descalificar
y ahogar las culturas y religiones aut-óctonas, desconociendo
y violando sistemáticamente el derecho de los pueblos a
ser sujetos de su cultura y de su religión. El movimiento
denuncia entonces la estrecha relación que existió
y sigue existiendo entre evangelización, colonialismo y
racismo. En su perspectiva, la evangelización fue el instrumento
ideológico de la dominación y los proyectos de "nueva
evangeli-zación" impulsados por el Vaticano siguen
siendo instrumentos de la dominación occidental, estrechamente
vinculados con el neoliberalismo."Con los invasores llegó
la Iglesia , la cual se convirtió en un pilar fundamental,
para el sometimiento de nue-stros pueblos originarios. El sistema
opresor con su ideología y su práctica destructora
nos arrebató nuestra tierra, pero no pudo arrebatarnos
nuestra mente y nuestro espíritu."( Quetzaltenango,p.52)
El sometimiento cultural se realizó entonces a través
de la "evangelización impuesta" (ibid.p.8) Así
que la Declaración de Xelaju' habla de "lo realizado
por la invasión eu-ropea y norteamericana durante estos
499 años de colonialismo, neocolonialismo y evangelización"(ibid.p.20).
Por lo que se re-fiere a la actualidad,la "nueva evangelización"
(p.36) se encuen-tra citada entre los medios de que se valen los
sectores hegemónicos,para "perpetuar desde dentro
el orden injusto sobre nuestros pueblos" (p.36). Además,
"la libre determinación ideológica y política
de las nacionalidades indígenas en el continente ha sido
invadida y obstaculizada por la presencia y proliferación
de sectas religio-sas ajenas e impuestas, lo cual fomenta división
y enfrentamien-to, aún en el interior de las propias comunidades,
lo cual con-lleva además la rápida extinción
de las religiones indígenas y creencias populares."(Quetzaltenango,
p.44) "Rechazamos la proli-feración de sectas fundamentalistas,
ya que son un instrumento de dominación ideológica,
que promueve la división y la desmoviliza-ción de
los sectores populares."(ibid., p.46).Entonces para el movimiento
indígena negro y popular el impacto negativo de las sectas
consiste en que ellas pisotean el derecho de autodetermi-nación
cultural y religiosa de los pueblos indígenas y al mismo
tiempo provocan desmovilización, abandono de las prácticas
tradi-cionales y división.
¿Qué significa para las iglesias reconocer su deuda
histórica?
¿Qué
significa para las iglesias reconocer su deuda históri-ca?
Los documentos de la resistencia indígena negra y popular
brindan al respecto algunas rápidas indicaciones: "Exigimos
a los gobiernos e iglesias la desocupación de nuestros
territorios como un acto de reparación a los 500 años
de genocidio y etnocidio, y asimismo exigimos la repatriación
de nuestra riqueza cultural, saqueada y profanada por los europeos."
(Quito,p.267) La polémica con la iglesia de Cimben tiene
un alcanze uni-versal: "Rechazamos el plan de la iglesia
del Cimben, porque esta institución está al servicio
de políticas de gobiernos títeres, que negocian
con el derecho de la autonomía y por haber deteriorado
los recursos naturales de las Amazonias, porque tie-nen una deuda
humana con el genocidio, el etnocidio y el arra-smiento a los
pueblos indígenas. Deuda cultural, porque pisotea-ron nuestros
valores culturales y nuestras formas de vida. Por lo tanto reclamamos
a estas instituciones al servicio de intereses imperialistas,
la reparación de todos estos hechos." (Bogotá,p.297)
"En vez de celebrar los 500 años, las iglesias deben
pedir perdón y observar nuestro luto, nuestro dolor."(
Quito ,p.255) Sobre lo que implicaría para las iglesias
el reconocimiento leal de su deuda histórica, se encuentran
indicaciones y rei-vindicaciones precisas en el "Documento
Indígena" elaborado en el Primer Encuentro Continental
de la "Asamblea del Pueblo de Dios" " 1º Las
iglesias reconozcan, en espíritu de desagravio, la urgencia
de desevangelizar lo mal evangelizado. Pero al definir hasta donde
llega "lo mal evangelizado", asuman como criterio la
opción por los indígenas como sujetos historicos.
Evaluado con este criterio, es mal evangelizado todo lo que viola
el derecho de los indígenas a su tierra, su cultura, su
religión, su educa-ción, su identidad. Desarrollando
este esfuerzo de discernimien-to, las iglesias no olviden que
para los indígenas lo "mal evan-gelizado " no
es la excepción sino la regla. 2º Las iglesias replanteen
en este espíritu sus métodos de educación
en las escuelas, seminarios y orfelinatos, procurando que la educación
de los indígenas sea un rescate de su identidad; y que
tenga como protagonistas a los mismos indígenas. 3º
- Las iglesias tomen la iniciativa de devolverles a los indígenas
las tierras que mantienen ocupadas. Dificilmente serán
eficaces los sermones sobre el derecho de los indígenas
a la tierra si las iglesias no dan al respecto un ejemplo de coheren-cia,
cumpliendo un gesto profético. 4º Las iglesias respalden
con todos sus medios, el proceso puesto en marcha por los pueblos
indígenas de rescate de su cul-tura y religión,
promoviendo el estudio de las religiones origi-narias, valorando
sus riquezas y particularmente su potencial liberador, estimulando
a los mismos indígenas a redescubrir los valores de sus
culturas y religiones, con todo el cuestionamiento que esto supone
de la evangelización en sus formas concretas. 5º Rescatar
las religiones originarias no significa exaltar-las incondicionalmente.
Es de suponer que toda religión histórica tiene
sus valores y sus límites, sus factores liberadores y opre-sores.
La crítica y autocrítica profética incesante
es esencial para la vitalidad de toda religión, impidiendo
que se convierta en instrumento de opresión y alienación.
Sin embargo, esta crítica no puede legítimamente
asumir el cristianismo como criterio universal de verdad ; sino
que cada religión debe ejercerla a la luz de su propio
proyecto. La críti-ca de las religiones originarias debe
ser principalmente obra de sus propios miembros y no de los cristianos.
La crítica y de-strucción de aquellas religiones,
realizada por los conquistado-res y evangelizadores es uno de
sus crímenes más graves, que hoy debemos de reconocer
lealmente. Los cristianos pueden estimular en las otras religiones
este proceso autocrítico, ejerciendo va-lerosa y abiertamente
su propia autocrítica, inspirados por el ejemplo de los
profetas y de Jesús,en sus conflictos con el tem-plo. 6º
Las iglesias, con los medios y la red de relaciones,de que disponen
a nivel local, nacional e internacional, respalden material y
moralmente todas las iniciativas que promueven el protagonismo,
la unidad y la autonomia de los pueblos indios. 7º -Las iglesias,
inclusive las que proponen un cristiani-smo liberador, abandonen
la pretensión de ser el único canal a través
del cual el Dios Liberador se revela al mundo; y de que el evangelio
de Jesús es la única noticia de liberación
para los po-bres. Por lo tanto en su compromiso por los indígenas
no se pro-pongan ni su bautizo ni su cristianización. Esto
supone un pro-fundo replanteamiento de la "pastoral indígena".
8º En el diálogo con los indígenas, los cristianos
y espe-cialmente los agentes pastorales recuerden que la palabra
" evan-gelización" no tiene para nosotros y para
ellos el mismo sentido ni la misma carga afectiva. No tenemos
por tanto el derecho de seguir imponiéndoles nuestro lenguaje.
Entonces, para caracteri-zar nuestro compromiso liberador al lado
de ellos sería oportuno evitar la palabra "evangelización",
cargada de tantas ambigüeda-des por la historia. Un compromiso
cristiano al lado de los indígenas así orien-tado,
será un aporte a la afirmación de su protagonismo,
de su autonomía y de su unidad; y será al mismo
tiempo un signo espe-ranzador del Dios Liberador de todos los
nombres."
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