Giulio Girardi
filosofo e teologo della liberazione

 


Deuda Externa ¿del Sur o del Norte?

di Giulio Girardi

INTRODUCCION :ACTUALIDAD Y CENTRALIDAD
DEL PROBLEMA DE LA "DEUDA"

Es urgente romper el silencio

Entre el 10 y el 12 de Julio de este año se reunió en Cara-cas la conferencia internacional La deuda externa y el fin del milenio, convocada por el Parlamento Latinoamericano y el Parla-mento de Venezuela. Este encuentro, señala Fidel Castro en el mensaje que le dirigió a la conferencia, "rompe el silencio de varios años sobre el tema y quiebra a la vez el mito de que la deuda es un asunto de la década pasada, carente de relevancia y actualidad". El silencio, al cual se refiere Fidel, tiene una do-ble explicación.Por un lado, los poderes económicos y políticos dominantes tienen todo el interés en ocultar un problema tan ex-plosivo, que podría ser la mecha de una movilización nacional y continental. Sin embargo, este silencio es elocuente. Su mensaje en código es el siguiente: después de la caída del muro de Berlín, la deuda externa ha dejado de ser un problema; en térmi-nos generales ,ha dejado de tener vigencia todo cuestionamiento de de la dependencia del Sur, la cual se impone como irreversi-ble. Por el otro lado, muchos movimientos populares han interio-rizado este mensaje de la cultura dominante, se han vuelto "rea-listas" y ya no se atreven a plantear problemas frente a los cuales se sienten impotentes, como son los problemas de la deuda, de la alternativa al sistema capitalista, de la soberanía nacio-nal, de la unidad continental, del conflicto Norte-Sur, del impe-rialismo. Cuando un problema parece insoluble, lo más fácil es actuar como si ya no existiera, como si perteneciera al pasado. Entonces, el silencio que estamos denunciando no es sólo el de la gran prensa y de la política oficial, sino también el de las organizaciones populares, indígenas y negras. Nuestra reflexión pretende contruibir a romper el silencio sobre el problema, reafirmando su centralidad y actualidad. Con este objetivo, tomaremos como punto de partida no los debates ideológicos, sino el sufrimiento y el clamor del pueblo pobre, que siente en su propia carne, todos los días y todas las noches, lo que es realmente el desangramiento provocado por la deuda. En este contexto, afirmar que la deuda ha dejado de ser un problema, significa pretender que la vida y la muerte del pueblo han dejado de ser un problema. Afirmar que el pago de la deuda es inevitable significa reconocer que el triunfo de la muerte es definitivo. Así el clamor del pueblo rompe el silencio de la política oficial. Este es el clamor que queremos escuchar, que inspirará nuestro análisis y evaluación de la "deuda" y nuestra moviliza-ción para quebrar esta cadena.

La "deuda externa" en el proceso de globalización neoliberal y en el conflicto Norte-Sur

Para entender la naturaleza, gravedad y dificultad del pro-blema de la "deuda", hay que ubicarlo en el contexto de la globa-lización y del conflicto Norte-Sur. La globalización neoliberal es el proceso de unificación del mundo, fundado en la unificación de los mercados. No es propiamente, como se pretende a veces, la instauración de relaciones de interdependencia, sino de dependen-cia unilateral o neocolonial, caracterizada por una creciente concentración del dinero y del poder y por la dominación del capital financiero transnacional. Ahora la deuda externa es ju-stamente el principal mecanismo con el cual se realiza la unifi-cación entre las economías de los países del Tercer Mundo y las del Primer Mundo en términos de dependencia y subordinación. La ideología dominante neoliberal afirma que las leyes econ-ómicas son objetivas y determinísticas y que por lo tanto el si-stema capitalista no tiene alternativa. Ahora , el mecanismo de la deuda está estrechamente vinculado a la lógica del capitalismo neoliberal. Por tanto, si el capitalismo no tiene alternativas, tampoco las tiene la deuda. Entonces, el problema de la deuda externa tiene la misma centralidad y actualidad que el conflicto Norte- Sur. Constituye pues la cadena con la que el Norte sigue esclavizando y espolian-do al Sur. Entonces tomar partido ante la deuda externa es tomar partido en el conflicto Norte- Sur. Sin embargo, es importante subrayar que, cuando se habla de este conflicto, el Norte y el Sur no se entienden hoy en un sen-tido geográfico sino económico y político. Forman parte del Nor-te económico no sólo los ocho países más industrializados del mundo sino también los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) y las empresas transnacionales, que geográficamente pueden estar en el Sur o en el Norte; asimismo los grandes capitalistas que viven en el Sur geográfico. Por el otro lado, forman parte del Sur económico las mayorías populares empobrecidas que viven , mejor dicho sobreviven, en el Norte geográfico. Entonces, analizar y evaluar la deuda externa es una manera muy concreta para analizar y evaluar la globalización neoliberal desde el punto de vista de los pueblos oprimidos del Tercer Mun-do. Movilizarse para quebrar la cadena de la deuda es la manera más concreta para buscar una alternativa popular a la globaliza-ción imperialista neoliberal.

El punto de vista de los oprimidos rebeldes

En el estudio del problema de la deuda, queremos recorrer las etapas definidas por la metodología de la educación popu-lar liberadora y de la teología de la liberación: ver, juzgar y actuar. Sin embargo, al ubicar este tema en el corazón del con-flicto Norte- Sur, estamos afirmando que su análisis y evaluación no son neutrales, sino que dependen del punto de vista a partir del cual se abordan: él de los grupos dominantes, más concreta-mente de la burguesía transnacional y él de los pueblos oprimi-dos. Una toma de conciencia masiva de la contraposición entre el punto de vista de los conquistadores de ayer y de hoy y él de la resistencia indígena, negra y popular se verificó alrededor del V centenario de la conquista: esta explosión de la conciencia marcó un viraje en la historia de los pueblos indígenas y de todo el continente indoafrolatinoamericano. Los dos puntos de vista se enfrentaron no sólo en el análisis y la evaluación de la conqui-sta y la evangelización, sino también en la interpretación de to-da la historia, las culturas, las religiones y el cristianismo. Entonces, nuestro enfoque del problema de la deuda no será neutral. Lo abordaremos desde el punto de vista de los pueblos oprimidos, particularmente de los indígenas, que surgen a la con-ciencia y la dignidad de sujetos históricos.La referencia a los oprimidos "como sujetos" es esencial. Porque los oprimidos son víctimas no sólo de la dominación económica y politica, sino tam-bién de la dominación cultural. Es decir que ellos llegan a identificarse con el opresor, a interiorizar sus ideas y valo-res, por ejemplo sobre los temas de la deuda externa, la globali-zación, el liberalismo etc.Entonces el punto de vista de los oprimidos sumisos coincide con el del opresor, no representa un pensamiento alternativo. En cambio, los oprimidos asumen un punto de vista autóno-mo, antagonista y alternativo en el momento en que toman concien-cia de su condición de opresión, se rebelan a ella, rechazan las ideas y los valores de la cultura dominante, reivindican el dere-cho a pensar autónomamente. Nosotros asumimos el punto de vista de los oprimidos rebel-des, porque su enfoque no es sólo más justo ética y políticamen-te sino también más verdadero y más fecundo culturalmente que el punto de vista dominante. Porque los oprimidos tienen interés en descubrir y manifestar la verdad, que es su mejor aliada; en de-senmascarar la violencia que caracteriza el sistema y la mentira que la encubre; en afirmar la identidad y los derechos de cada persona y cada pueblo. En cambio, los grupos dominantes no logran conocer ni reco-nocer al otro como otro, porque no les interesa; lo que ellos bu-scan es como someterlo y explotarlo. Por eso Cristóbal Colón no descubrió realmente América: su punto de vista era él del con-quistador y explotador. Además los grupos dominantes tienen in-terés en ocultar la violencia de la cual son responsables y por lo tanto proponen una imagen mistificada e invertida de la reali-dad. Sin embargo, la ideología liberaldemócrata domina realmente a nivel mundial la cultura y la educación y penetra inconscia-mente la interioridad de las personas. Por tanto, asumir el punto de vista de los oprimidos supone para cada persona una rup-tura con la cultura que ha orientado su educación; supone, en otras palabras una cierta revolución cultural. Abordando el problema de la deuda desde el punto de vista de los pueblos oprimidos, tenemos que replantear la misma formula-ción del problema, en estos términos: ¿ deuda externa del Sur o del Norte? En esta búsqueda nos referiremos a menudo al punto de vista de la resistencia indígena negra y popular, expresada par-ticularmente en los documentos continentales producidos alrededor del V Centenario. .Poniendo la expresión "deuda externa" del Sur entre comillas, queremos poner en duda desde un principio la mi-sma existencia de esta supuesta deuda.

 

I -QUÉ ES LA "DEUDA EXTERNA" DEL SUR

 

Queremos en primer lugar reflexionar sobre la supuesta deuda externa del Sur, y más precisamente de América Latina. Para en-tender en qué consiste la "deuda" queremos conocer primero su monto actual, para luego preguntarnos cuál es su origen y cuál es su impacto sobre la vida de los pueblos.

Monto de la "deuda externa" de América Latina

Uno de los cálculos más recientes del monto de la deuda ex-terna de América Latina es el que propone Fidel Castro en su men-saje al encuentro continental, que acabamos de citar: "A finales de 1996, la deuda externa de América Latina al-canzó la suma de 607 mil 230 miliones de dólares. Solamente entre 1995 y 1996 la deuda creció en 73 mil 794 miliones. Pero más si-gnificativo aún es el hecho de que, tomando en consideración sólo a partir del estallido de la crisis de la deuda externa en 1982 hasta el pasado año, América Latina ha pagado por servicio de su deuda 739 mil 900 millones de dólares, es decir una cifra mayor en un 18 por ciento que la deuda total acumulada. Hé aquí una expresión más del proceso de desangramiento que viene sufriendo la región a lo largo de década y media de some-timiento a la lógica absurda de una deuda que actúa como freno decisivo a cualquier posibilidad de desarrollo económico y social y que tiene sus raíces más profundas en la esencial iniquidad del actual orden económico mundial..." " La deuda externa de la región ha cambiado en algunos aspectos...Pero la succión que provoca la deuda continúa e inclu-so aumenta. Si entre 1986 y 1988 América Latina pagó unos 53 mil miliones de dólares anuales por el servicio de de su deuda exter-na, entre 1991 y 1996 esa cifra se elevó a un promedio de 86 mil miliones de dólares anuales. El pago del servicio de la deuda ha estado comprometiendo de nuevo el 30 por ciento de los ingresos por exportaciones de la región... " La enorme cifra de 739 mil 900 miliones de dólares entre-gados por la región a sus acreedores entre 1982 y 1996 sólo para ver duplicarse su deuda en ese mismo período hasta superar los 600 mil miliones es una clara expresión del significado de la deuda externa como obstáculo incompatible con el desarrollo y la independencia misma de los países de América Latina. Es evidente que si América Latina hubiera dedicado a su propio desarrollo económico y a financiar programas sociales tan sólo la mitad de esa suma colosal entregada a los acreedores en los últimos quince años, la triste realidad de pobreza, marginación, inequidad y desamparo podría ser dferente." De lo que se trata , es de cifras inimáginables, que nos permiten captar intuitiva y emotivamente las dimensiones enormes y trágicas de la carga que pesa sobre nuestros pueblos y del pro-blema que queremos plantear.

Origen de la "deuda externa" de América Latina como problema de vida y muerte

Lo que nos interesa no es sólo conocer el origen del endeudamiento de América Latina como fenómeno particular sino también y sobre todo entender porqué y cómo este fenómeno llegó a ocupar el lugar central en la vida económica y política del continente y a representar el más dramático de sus problemas. En esta búsqueda , se impone ante todo una toma de partido entre las explicaciones coyuncturales, que relacionan la "deuda" con una crisis transitoria y las explicaciones estructurales, que buscan sus raíces en la organización económica y política del mundo y en el modelo económico vigente en cada país. Evidentemente , estas dos explicaciones orientan en direcciones muy diversas la solución del problema. Nosotros percibimos el origen del endeudamiento en las estructuras económicas y políticas, nacionales e internacionales, del capitalismo:el problema de la deuda no surge en último término, de la misma deuda sino del modelo económico que la engendra. Su orígen remoto está en las relaciones estructurales de dependencia; y su origen próximo se ubica en el momento en el cual la deuda empieza a representar una carga insoportable y un factor fundamental de la economía del país. Una razón importante del endeudamiento es para los países de América Latina, el deterioro de los términos del intercambio: los productos que ellos exportan bajan de precio y los que im-portan aumentan. Entonces, el endeudamiento se hace necesario pa-ra mantener o aumentar el nivel de consumo. Ahora,el deterioro de los terminos del intercambio se debe esencialmente a la dependen-cia comercial de los paises de América Latina, con respecto a los países industrializados del Norte. Dependencia que es una de las formas con que la conquista se prolonga después de la "indepen-dencia" política. En otras palabras, el endeudamiento de los paí-ses ex-coloniales es una prolongación de la violencia originaria que ha destruído su autonomía y les ha impuesto una condición de dependencia política y económica. El pago de la deuda empieza a representar un problema nue-vo y dramático para América Latina, a partir del momento en que su crecimiento alcanza un ritmo vertiginoso, con respecto a las exportaciones de bienes, haciendo imposible su amortización para la economía del país, dificultando cada vez más el pago de los intereses y determinando la política económica global. Los economistas difieren en determinar precisamente la fecha de este viraje. Algunos la ubican en los años 50 , otros en los 70. De todos modos, estas dos fechas corresponden a dos mo-mentos cruciales en la expansión capitalista: y es muy significa-tiva esta coincidencia entre expansión capitalista y crecimiento vertiginoso de la deuda. Los años '50 son los de la internacio-nalización del mercado capitalista, bajo la hegemonía norteameri-cana. Los años '70 son los de la transnacionalización del mercado , que se va ubicando más allá del control nacional e internacio-nal. Con la transnacionalización de los mercados coincide la "monetarización de la economía", es decir el prevalecer del capi-tal financiero sobre el capital productivo. Los grandes grupos económicos, que en el período de la internacionalización del mer-cado ( años '50 y '60) han acumulado enormes ganancias, buscan la inversión más rentable de sus capitales: y descubren que lo más rentable no es la inversión productiva sino la financiera o especulativa. Entonces, el objetivo prioritario del capitalista ya no es incrementar la productividad de su empresa sino aumentar la rentabilidad financiera de su capital. Así el capital financiero, representado especialmente por los grandes bancos, toma el poder sobre el mercado y sobre el co-njunto de la sociedad. El dinero es reconocido y adorado como Dios. La monetarización del mercado aumenta su autonomía respec-to a las exigencias generales del país y particularmente a las necesidades de las grandes mayorías. Aumenta al mismo tiempo su influjo determinante sobre las políticas nacionales e internacio-nales. La "estabilidad" de un país y del mundo se define por su capacidad de crear y salvaguardar condiciones que permitan la acumulación irrestricta de dinero. En este contexto, los préstamos con altas tasas de interés (hasta el 20%) se imponen como una de las inversiones más renta-bles. Ellos entonces responden primeramente a los intereses del capital y sólo segundariamente a los del país en desarrollo. Surge así el fenómeno del endeudamiento. Empujado por su hambre insaciable de ganancias y de poder, el capital impone intereses cada vez más usureros. Se verifica además una evolución en los objetivos de los préstamos. Si en una primera fase los préstamos tenían que finan-ciar iniciativas productivas, como la construcción de infrae-structuras económicas u otros proyectos de desarrollo, progresi-vamente ellos se orientan hacia objetivos más rentables, como son las inversiones financieras. Los préstamos llegan a ser sobre to-do recursos para pagar los intereses de la deuda: recursos, por lo demás, insuficientes, porque los deudores más pagan y más se encuentran endeudados. Así el endeudamiento, que había nacido como una ayuda al desarrollo de un país, se convierte, por la misma lógica del capitalismo ,en el principal obstáculo al desarrollo. Quiero además proponer, sobre la evolución de la crisis de la deuda, una hipótesis, que no he podido verificar, pero que me parece esclarecedora: la mundialización de los mercados es un nuevo factor de agravación de la crisis. ¿ Por qué razón? El derrumbe del comunismo europeo y la conclusión de la guerra fría libera el neoliberalismo de las residuales preocupaciones socia-les que lo frenaban en la aplicación cínicamente consecuente de sus principios. El triunfo sobre el comunismo ha aumentado la ar-rogancia del capitalismo en todos los campos. Es más que probable que esta misma actitud se manifieste en la renegociación de la "deuda". Para entender más profundamente la naturaleza de la " deu-da" y su consistencia jurídica y moral, es esencial saber por un lado quien la contrató y al servi-cio de qué intereses; y por el otro quien tendría que pagarla. Ahora, en la gran mayoría de los casos, los préstamos fueron con-traídos por gobiernos o por empresas privadas al margen de la vo-luntad del pueblo; fueron contraídos no para subvenir a las ne-cesidades de las grandes mayorías, sino para favorecer los inte-reses de minorías privilegiadas (dirigentes políticos, empresa-rios nacionales o extranjeros, etc,) que se apresuraban a depo-sitar sus capitales en bancos extranjeros ; también sirvieron los préstamos para comprar armas y para agravar la represión violen-ta de los movimientos populares. Ahora estos mismos pueblos que no fueron beneficiarios sino víctimas de los préstamos, tendrían que pagarlos con su sangre. La interpretación del origen de la deuda que acabamos de proponer intenta expresar, como todo nuestro enfoque, el punto de vista de las víctimas. Por tanto, la ideología dominante la rechaza y propone una explicación alternatva, según la cual el principal responsable del endeudamiento es el Estado que ha ga-stado demasiado, especialmente en actividades improductivas, como son los servicios sociales); que ha asumido un papel demasiado activo en la economía , como gestor de empresas caracterizadas por su ineficiencia; que ha representado el principal obstáculo a la libertad de mercado y por lo tanto a la productividad de la economía. Por eso, los agentes del neoliberalismo,como el banco mundial y el fondo monetario internacional buscarán la solución a la crisis de la deuda en la liberalización irrestricta de la eco-nomía y la completa eliminación del intervencionismo estatal. Así la lógica del mercado capitalista que para las víctimas de la deuda es la causa de la crisis, representa, para el neoli-beralismo, el camino de la solución. Esta contraposición eviden-cia una vez más la importancia del "punto de vista" que se asume frente a la crisis de la deuda.

Efectos de la deuda en la vida de los pueblos

El problema principal planteado por la "deuda" no son sus dimensiones y su crecimiento sino su efecto paralizante y distor-sionante en la vida del país. La imposibilidad en que se encuen-tran los deudores a amortizar sus deudas y al mismo tiempo la ne-cesidad qeu tienen de conseguir nuevos préstamos conlleva conse-cuencias políticas y económicas muy graves.

1)La "deuda" llega a ser la cadena per-petua de los pueblos deudores,

el principal instrumento de su explotación y a dominación , la destrucción de su soberanía econ-ómica y política. Los países deudores tienen pues que renegociar todos los años los términos de la deuda con los países y los organismos financieros acreedores . Estas negociaciones no se realizan evi-dentemente de igual a igual, sino entre el fuerte, que puede im-poner sus condiciones, y el débil, que debe acceptarlas, si quie-re sobrevivir. Ahora, acceptar las condiciones dictadas por los acreedores significa para el país deudor renunciar a su soberanía económica y política, que no son separables. Significa acceptar que toda la vida económica del país sea organizada del modo más eficiente ya no en función de los intereses del país, sino para conseguir las divisas necesarias al pago de la deuda o por lo menos de los intereses. Organizada entonces no para enriqueces al país, sino para empobrecerlo. Significa oficializar de manera definitiva una relación neocolonial de explotación y dominación y restablecer la esclavitud.

2) La "deuda" representa una justificacion permanente de las políticas económicas neoliberales

que tienen justamente entre sus objetivos el de subordinar la economía al "servicio de la deuda" y más generalmente el de romper en el país todas las barreras que impiden la irrestricta libertad del mercado y la toma del poder económico y político de parte del capital financiero transnacio-nal. Concretamente, esta reestructuración de la vida económica suele significar, por ejemplo :a) monetarización de la economía, es decir reducción de las inversiones productivas y fomento de las inversiones especulativas: por consiguiente, la economía se vuelve cada vez más autónoma respecto a la vida del país y más indiferente a las necesidades primarias de la gente; b) aumento de las exportaciones y por lo tanto de la producción de bienes que se pueden vender en el mercado internacional; c) reducción de las importaciones, inclusive de bienes necesarios a la pobla-ción ( alimentos, medicinas, etc.); d) fomento de la inversión extranjera, que supone la reducción del costo del trabajo y el otorgamiento de condiciones privilegiadas a aquellas empresas; e) reducción del poder y de los derechos de los trabajadores ; re-presión de sus organizaciones; f) privatización de las empresas y de los servicios públicos; g )reducción o eliminación del papel regulador del Estado en la economía del país; h)reducción del deficit fiscal del Estado, por lo tanto del gasto público, y de-smantelamiento de los servicios sociales ( salud, instrucción, seguridad social ). Recuerda en su mensaje Fidel Castro: "La Segunda Conferencia Regional sobre la Pobreza en América Latina, convocada por el PNUD y efectuada en Quito en 1990 esableció la cifra de 282 mil millones de dólares como el monto de financiamiento necesario para lograr la escolarización total de los niños en etad de enseñanza primaria, alfabetizar y dar educación primaria a unos 34 millones de adultos, completar la educación primaria de otros 61,5 millones de adultos, resolver el déficit de viviendas y dar servicio de salud a los casi 100 millones de personas que no recibirían atención alguna en el período hasta el año 2000. Esta cifra, por la cual los pobres y analfabetos y enfermos continúan esperando, no es más que el 46 por ciento de la deuda acumulada y apenas el 38 por ciento del servicio pagado por ella a partir de 1982."

3) La " deuda" paráliza el desarrollo e incrementa el subdesarrollo

El pago de la deuda absorbe una parte creciente de los re-cursos del país, que sería urgente invertir en el desarrollo y en la solución de los problemas vitales. La deuda se convierte entonces en un canal de extorsión legal de los recursos,en un monstruo que chupa la sangre del pueblo. El incremiento de la deuda conlleva la disminución del crecimiento económico del país. Se crea por tanto una contradicción central entre el servicio de la deuda y el servicio del pueblo; o, si se quiere, entre la deu-da externa y la deuda interna, que el estado tiene con su pueblo. La deuda se convierte así en una cuestión de vida o muerte.

4)La " deuda" profundiza las desigualdades sociales y agudiza la lucha de clases

Las condiciones impuestas a la economía del país por los acreedores, favorecen los intereses de las minorías privilegia-das, por ejemplo de los empresarios nacionales o extranjeros que producen y comercializan bienes exportables; al mismo tiempo au-mentan la pobreza, el desempleo, el hambre, la marginación de las grandes mayorías, y provocan el desmantelamiento de los servi-cions sociales, de salud, instrucción, asistencia a niños y an-cianos. El servicio de la deuda es entonces una fuente permanen-te de desigualdad e injusticia social y por lo tanto agudiza la lucha de clases.Las relaciones internacionales de dominación en-gendran relaciones análogas a nivel nacional. Así las burguesías nacionales, beneficiarias de los préstamos, se convierten en aliadas de los prestamistas y colonizadores; por tanto en ene-migos de la soberanía nacional y agentes de la dominación ex-tranjera.

5) La "deuda" es una guerra no declarada de una minoría contra las grandes mayorías

Según la definición clásica de Karl von Clausewitz, la guerra es "un acto de violencia cuyo objetivo es forzar al adversario a hacer nuestra voluntad." Ahora, justamente, los mecanismos de la "deuda" le permiten al acreedor, como lo acabamos de mostrar, convertirse en dueño de la economía del país deudor, y por tanto en árbitro de la vida y la muerte de su población. La "deuda" es una guerra colonial, que como tal retrasa el reloj de la historia. La "deuda" como la guerra destruye y mata la gente, sembra enfermedades, hambre y miseria. Produce los mismos efectos que la guerra, pero de manera más gradual y más oculta. Es el desangramiento progresivo de un pueblo. Es una guerra que queda fuera de las pantallas de televisión. Escribía Maquiavelo en El Príncipe:" Los estados conquistados ...pueden ser mantenidos por el conquistador en tres diferentes maneras. La primera es arruinarlos. La segunda es que el conquistador vaya a vivir allí en persona. La tercera es permitirles continuar viviendo bajo sus propias leyes, sujetos a un tributo regular, y crear en ellos un gobierno de algunos que mantenga el país como amigo del conquistador." Esta última forma de dominación, la más ventajosa y menos costosa para el dominador, es justamente la que practican hoy los países y organismos acreedores. Forma parte de los mecanismos de la deuda también el recurso a la violencia militar. Sin embargo, no son los acreedores que toman las armas para imponer su voluntad,sino los mismos países deudores, que movilizan sus ejércitos y policías para imponerle al pueblo la voluntad de los acreedores.Es decir que:

6) La "deuda" favorece el autoritarismo, la militarización del país

y la represión de los movimientos populares. El Estado deudor se encuentra en la necesidad de sofocar el descontento social generado por su política económica. Se forta-lecen entonces en su seno las tendencias autoritarias y militari-stas. El poder ejecutivo, títere del poder económico nacional y transnacional,prevalece sobre el poder legislativo y el judi-cial. Así la supuesta democratización de la económia destruye al mismo tiempo la soberanía nacional y la democracia. En este contexto, una de las inversiones principales de los préstamos suele ser la carrera armamentista y por lo tanto la militarización del país. Inversión que no es sólo inútil para el pueblo sino que le brinda al Estado instrumentos para reprimir las movilizaciones populares de protesta contra las medidas neo-liberales. Sobre las relaciones entre deuda y carrera armamentista, es significativa la propuesta cubana, ricordada por Fidel en su mensaje: "A mediados de la década pasada propusimos que la anulación de esta deuda impagable era posible, sin provocar quebrantos al sistema financiero internacional, mediante la disminución del gasto militar, que alcanzaba entonces sumas gigantescas cada año. Aquella justificación desapareció, pero los países desarrollados siguen gastando 700 mil millones de dólares anuales en armas y soldados. Con sólo un año de este gasto militar podría anularse la deuda externa de América Latina. Con tres años alcanzaría para anular la deuda externa de todo el mundo subdesarrollado, que alcanza ya los 1,9 millones de millones de dólares."

Demistificar la imagen "espontánea" de la "deuda externa"

El deber de pagar la deuda externa proclamado por la ética neoliberal y por los organismos financieros transnacionales e in-ternacionales, se funda sobre un razonamiento aparentemente muy sencillo: la deuda externa es una deuda como cualquier otra, en-tonces pagarla es un deber como para cualquier otra. Además el deudor es un estado y por tanto su deber de pagar la deuda es una obligación ético-política. Este razonamiento se funda en la imagen espontánea de la deuda externa, que tiende justamente a interpretarla como un caso particular de deuda; como si el término "deuda" fuera únivoco , es decir aplicable con el mismo sentido dentro o fuera del siste-ma capitalista. A este nivel el préstamo, que engendra la deuda, es la ero-gación de una cantidad de dinero pedida por una persona o un gru-po para subvenir a necesidades coyuncturales. Aquí el deber de devolver el dinero con intereses proporcionados a la entidad del servicio brindado se funda en el compromiso asumido por el pre-statario y en el servicio que el préstamo le ha brindado. Son las mismas personas que han sacado ventajas del préstamo, las que tienen el deber de devolver la suma con sus intereses. De lo que se trata , es de un intercambio. Cumplir con este deber es una cuestión de honradez. Ahora, el análisis de la "deuda externa" que hemos propue-sto nos permite desmantelar esta imagen. En este caso pues se le atribuye el deber del pago a un sujeto que no contrajo la deuda, que no sacó ninguna ventaja del préstamo, que al contrario fue gravemente damnificado por él. Se llama préstamo una operación que no tiene ninguna utilidad para el prestatario y que sólo sir-ve a los intereses del prestamista, favoreciendo su enriqueci-miento y su poder de dominación. Se designa con un término que evoca una relación coyunctural lo que es realmente una relación estructural de dominación. Se exige el pago con intereses de una suma que es realmente el fruto de un saqueo: se le pide entonces al "deudor" que devuelva lo que en realidad es suyo y que él tiene todo el derecho de exigir con los intereses por concepto de reparación. La conciencia de estas diferencias funda la evaluación de la deuda desde el punto de vista de los oprimidos rebeldes.

 

II- EVALUACION DE LA "DEUDA EXTERNA" DEL SUR

Los efectos de la deuda en la vida de los pueblos brindan el criterio fundamental de una evaluación ética y política, para los que miramos la historia desde el punto de vista de los oprimidos.Esta evaluación tiene dos objetos estrechamente vincu-lados: la misma "deuda" y el pago de la "deuda".

 

Evaluación ética y política de la misma "deuda"

Queremos formular esta evaluación con las palabras de la campaña "500 años de resistencia indígena, negra y popular".En la convocación al I Encuentro Continental , se denuncia, entre los signos de que "la brutalidad de la conquista no es cosa del pasa-do", el "estrangulamiento de nuestra economía con el pago de una deuda externa inmoral e impagable" (Bogotá,p.277). En la Decla-ración de Bogotá se vuelve a indicar la "ilegítima e inmoral deuda externa" como signo de que se mantiene "el genocidio y sa-queo practicado por los invasores." (p.285) "La deuda externa, que han contraído los gobiernos sin beneficio para nuestros pueblos "es uno de los vestigios del co-lonialismo", que es urgente erradicar. Ella es " uno de los prin-cipales obstáculos para el crecimiento y la estabilidad de nue-stras economías, y un factor fundamental, que impide el desarrol-lo económico, de evidente dimensión política" (Quetzaltenango, p.24) "Además de habernos explotado por 5 siglos, los países neocoloniales pretenden que les paguemos una deuda externa ascen-dente a 400 mil milliones de dólares. Hoy mismo el dinero que supuestamente fluye generosamente hacia nuestros países ni si-quiera alcanza para el pago de intereses. De este modo nuestros pueblos se hunden en una espiral de pobreza y la impagable deuda externa, ciertamente menor que la deuda histórica que ellos tie-nen para con nosotros, se constituye en instrumento central de dominación del sistema financiero internacional y las grandes po-tencias."( Quetzaltenango, pp.41-42) " Se siente el agobio de una pesada deuda externa, contraída por los opresores de nuestros pueblos que generan cada vez más dependencia, demostrándonos que las potencias acreedoras son cómplices de la destrucción de nue-stra vida."( Quito , p.263) Entre los mecanismos mortíferos con que se ejerce la dominación capitalista, se señala justamente el "canje de deuda externa por ecología, mueva práctica etnocida en vigor en todos los países "( Quetzaltenango, p.43, 45). Se de-nuncia "la imposición de la llamada "democracia" del sistema ca-pitalista neoliberal, saqueador de recursos, genocida, etnocida, que por medio de la deuda externa chupa la sangre de nuestros pueblos y genera hambre, miseria, analfabetismo, desnutrición y muerte."(p.43) La "deuda externa" entonces no es para el movimiento indíge-na, negro y popular una injusticia entre otras, de la cual sus pueblos son víctimas, sino que se ha convertido en el factor principal de dominación y de estrangulamiento de la economía. Ella es el instrumento más sutilmente cruel del neocolonialismo, la prolongación e institucionalización del genocidio originario; un crimen de lesa humanidad que queda impune , aún más, que man-tiene todas las apariencias de la legalidad porque es perfecta-mente coherente con la lógica constitutiva del nuevo orden mun-dial. En otras palabras: un crimen de esa gravedad se perpetra con la aprobacion de la cultura dominante y por lo tanto de la mayoría de la humanidad.

Evaluación ética y política del pago de la "deuda"

El juicio ético y político sobre el pago de la deuda impli-cado en estas evaluaciones es muy claro: no hay ningún deber de pagar la deuda; hay más bien el deber de no pagarla ¿Porqué? 1. El pueblo no ha asumido al respecto ningún compromiso. La deuda se ha contraído al margen de la voluntad popular y contra sus intereses. 2. El pueblo no ha recibido ningún beneficio de estos pre-stamos, que regresaron a los países acreedores como capitales fu-gados o como resultado del intercambio desigual. 3. El pueblo fue más bien víctima de la represión y de la militarización del estado financiadas por los préstamos interna-cionales. 4.La alternativa concreta es entre seguir pagando ladeuda y defender la vida del pueblo, rescatar la soberanía nacional, reorientar la economía al servicio del país y de su desarrollo. 5.La deuda es impagable: nadie puede ser obligado a hacer algo imposible. 6. Los préstamos que América Latina ha recibido y recibe son en último término el fruto de las expoliaciones perpetradas por siglos de conquista y por los mecanismos de un sistema económico y político inmoral. Por tanto no sólo es legítimo y necesario el rechazo de la deuda, sino que es legítimo exigir indemnizaciones por las expoliaciones de las cuales los pueblos indoafrolatinoa-mericanos fueron víctimas. En una palabra: la deuda no se debe pagar porque no existe; lo que existe, y que debe ser pagado, es más bien la deuda de las potencias del Norte.

 

III- PARA ROMPER LA CADENA DE LA"DEUDA"

 

Levantar la bandera del no pago de la "deuda" con plena conciencia de sus dificultades

La reacción más coherente de un pueblo que toma conciencia del carácter criminal de la "deuda" es el rechazo del pago. De hecho, entre las organizaciones populares, los sindicatos, los partidos de izquierda, las organizaciones indígenas, la iglesia popular, etc. se impone cada vez más esta tesis. En el encuentro de Quetzaltenango la campaña 500 años de resistencia indígena negra y popular"se pronuncia "en contra del pago de la deuda externa" (p.22); y la comisión "Juventud" re-suelve: "Levantar la bandera del No Pago de la deuda externa y el rompimiento de las relaciones con el Fondo Monetario Internacio-nal." (p.61). "Hoy día, además de haber sido históricamente despojados, los pueblos de nuestra América nos encontramos agobiados por una considerable y abrumadora deuda externa. Si los gobiernos de las potencias colonialistas de ayer se plantean con gran lujo y mayor pompa la celebración jubilar de una fecha histórica como la que nos trae 1992, cabría preguntarles a ellos si no se han puesto a pensar que existe también una deuda histórica que ellos tienen pendiente con nuestros pueblos. Nosotros pensamos que este es uno de los puntos que puede contribuir a aglutinar nuestros di-ferentes movimientos y a crear conciencia sobre lo absurdo e injusto que pueden resultar las presentes presiones que ejerce la comunidad financiera internacional sobre la América Indígena Ne-gra y Popular.Ya nos robaron el pasado ,ahora encima quieren hi-potecar nuestro futuro y el de nuestros hijos." ( Quetzaltenango,p.42) La consecuencia de estas premisas es tajante:" Rechazamos el pago de la deuda externa de nuestros países y exigimos la indem-nización por el genocidio, masacres y saqueos de nuestros pueblos."(Quito ,p.20) Tenemos que "negarnos a pagar la deuda externa, porque no debemos nada, sino que hemos sido despojados de nuestras riquezas." (Managua, p.30) En el encuentro continental sobre la deuda externa de Améri-ca Latina y el Caribe, celebrado en La Habana, Cuba , en 1985 la dirigente indígena quichua, de Ecuador, declarò al respecto: "Nosotros los indígenas en nuestras asambleas y en nuestros con-gresos hemos rechazado el pago de esta deuda externa. Porque si bien es cierto que nuestros gobiernos han firmado muy facilmente los convenios, muy facilmente los han publicado "para el desar-rollo y para el beneficio de las comunidades", cuando vamos a las comunidades, en realidad nosotros no hemos recibido un sucre de esa deuda, ni de las privadas ni de las estatales, porque en nue-stras comunidades no se ve un hospital, no se ve una buena escuela, no hay medios de comunicación ni carreteras que real-mente puedan ayudar a la comunidad, no se ve ningún desarrollo. Por eso nos hemos negado y hemos rechazado este pago, y por eso decimos que la paguen quienes la recibieron, que no tenemos que pagar nosotros. "De ahí que también, a pesar de que el representante del go-bierno de nuestro país haya dicho que están de acuerdo con pagar la deuda, nosotros, como pueblo que somos, lo que estamos sin-tiendo en carne propia, decimos : ¡No! al pago de esta deuda ex-terna. Porque muy facilmente ellos van a decir sí al pago. Fácil es con un decreto de austeridad... Claro, la austeridad es que nos amarremos cada día más nuestra cintura y dejemos de comer. Ese es un decreto disimulado de genocidio masivo, que quieren ha-cer lentamente con nuestro pueblo. "Por eso, nuestra organización, nuestro pueblo, decimos que se haga el nuevo ordenamiento...pero donde no sea para seguir ma-tando de hambre al pueblo, donde ayude a la liberación de nue-stros pueblos, donde no sigamos sometidos más nosotros a las presiones ni a los abusos del Fondo Monetario Internacional." No pagar la deuda significaría poder invertir al servicio de las grandes mayorías los capitales que se hubieran tenido que disperdiciar, entregándoselos a los organismos acreedores. No pagar la deuda, significaría sobre todo rescatar la soberanía nacional, y por lo tanto la posibilidad de reorientar la produc-ción y toda la economía al servicio del país. Sin embargo, al asumir esta toma de partido, no podemos prescindir -de una objección que se nos planteará de todas partes: este pro-grama no es realizable, falta de realismo, será fatalmente der-rotado. Porque la deuda puede ser inmoral e impagable; pero es también inevitable, como el capitalismo neoliberal. Por cierto, una decisión tan grave como la del no pago de la deuda no se tomaría impunemente. Las represalias de parte de los acreedo-res serían inmediatas y despiedadas. Los países "deudores" se verían negar todo nuevo préstamo; y serían boicoteados en sus ex-portaciones e importaciones. Además , el no pago de la deuda eliminaría el principal obstáculo a la solución de los problemas económicos del país, pero no solucionaría los problemas de la alternativa económica y política que quedarían dramáticamente abiertos.Si es cierto que el problema de la deuda tiene sus raíces profundas en el modelo económico internacional y nacional, el no pago dejaría abiertos los otros problemas provocados por el modelo. Entonces, el no pago de la deuda será una opción realista y no demagógica, sólo si se toma con plena conciencia de las enor-mes dificultades que será necesario enfrentar para sostenerla coherentemente. Además, será una opción realista y no demagógica sólo si forma parte de un proyecto y de una estrategia global, fundada en el protagonismo del pueblo y orientada a mediano y largo plazo a realizar una reestructuración de la economía al servicio de las grandes mayorías. El pueblo ecuatoriano tiene hoy una oportunidad excepcional para afirmar con eficacia el no pago de la deuda , vinculando esta reivindicación con un proyecto global de alternativa económica y política: la asamblea nacional constituyente.

Promover un proceso de concientización y movilización que reconozca al pueblo como protagonista de la solución

La propia expresión "deuda externa" es uno de los mecanismos que sirven para ocultar y legitimar este crimen. Ella pues tran-sforma el pillage y el genocidio cometido por los países ricos en un acto de beneficencia; le confiere a una violencia sistem-ática la dignidad de fundamento de derecho. Transforma la víctima del crimen en deudora y por lo tanto en rehén y esclava de su acreedor. La supuesta deuda del Sur sirve para ocultar la grav-ísima deuda histórica del Norte. Entonces, un momento central en la lucha liberadora de los pueblos del Sur es la toma de conciencia de los mecanismos de la deuda, de su relación estrecha con la lógica del capitalismo mundial, de su naturaleza criminal y genocida, de la contradic-ción entre pago de la deuda y defensa de la soberanía nacional. Ahora, como la idea de "deuda" es parte integrante de la cultu-ra dominante liberaldemócrata, la toma de conciencia de la cual hablamos tendrá que desenmascarar esta cultura en su conjunto y el proceso de globalización orientado por ella, denunciando su carácter antipopular. El itinerario natural de todo proceso de concientización es la vinculación de temas tan generales y aparentemente lejanos con la vida cotidiana: es importante que todos lleguemos a perci-bir el impacto de la deuda sobre fenómenos cercanos como el de-sempleo, la alza de los precios, el desmantelamiento de los ser-vicios sociales, el deterioro del ambiente, etc Un aspecto de la vida cotidiana que puede servir como punto de partida de un proceso de concientización es el de las deudas privadas impagables, que en algunos países se van convirtiendo en un problema angustioso para muchos ciudadanos. Es típico al re-specto el caso de los barzonistas (1.500.000) de México. Las raí-ces de este problema privado coinciden en gran medida con las del problema público representado por la deuda externa: y se encuen-tran en el poder absoluto que se arroga hoy el capital financie-ro, rechazando cualquier norma moral. El método más adecuado para hacer descubrir estos nexos es el de la educación popular liberadora.Será por lo tanto necesario elaborar a nivel local y nacional planes de talleres y folletos informativos sobre el tema. Para involucrar a las comunidades indígenas en el proceso de concientización habrá que preparar folletos en lengua quechua y realizar talleres total o parcial-mente en esta lengua. Sin embargo, la concientización no tiene como objetivo sólo la toma de conciencia del problema de parte del pueblo sino tam-bién su involucramiento como protagonista de la solución. Esto supone que el pueblo tome conciencia de sus derechos pisoteados, en primer lugar de su derecho de autodeterminación y tome la de-cisión de comprometerse de manera beligerante para defenderlos. Ser protagonista de la solución significa para el pueblo no esperar soluciones y consignas desde arriba, sino participar ac-tivamente en la búsqueda de soluciones alternativas. La educación liberadora implica también una metodología de investigación-acción participativa, que es urgente aplicar ya sea al análisis y la evaluación de la "deuda externa" ya sea a la búsqueda de al-ternativas. La concientización así entendida desembocará necesariamente en una movilización popular, que es el único camino para quebrar la cadena de la deuda e imponerle al país un nuevo rumbo. Pero la movilización popular, para ser eficaz, tiene que ser unitaria. Entonces el problema de la deuda nos remite al de la unidad in-dígena. negra y popular, concebida como una unidad respetuosa de la diversidad. Por el otro lado, el rechazo de la deuda y la realización de alternativas económicas pueden representar una plataforma unitaria de lucha para todos los sectores populares. Por tanto, la importancia vital de la unidad popular tiene que ser uno de los objetivos esenciales de la concientización. En la coyunctura actual de Ecuador, un objetivo inmediato de la movilización popular tiene que ser el de imponer el problema de la deuda externa a la atención de la asamblea constituyente.

Descartar las soluciones ilusorias

A lo largo de las últimas décadas se fueron intentando solu-ciones, que pretendían solucionar la crisis de la deuda influyen-do sobre sus efectos, pero sin cuestionar sus causas estructura-les. Tales son , por ejemplo, la renegociación de la deuda, la moratoria, la fijación de un techo. 1) La renegociación de la deuda busca la solución en una atenuación de la presión de los acreedores, exigiendo la reduc-ción de los intereses, el aumento de los plazos, un techo del pa-go, la fijación de precios justos para los productos de exporta-ción , etc. Es importante señalar que los países acreedores, que se han coordinado en el club de París y en comités de gestión, no les reconocen a los deudores el derecho de coordinarse y de negociar colectivamente. Por tanto , las negociaciones siempre se desar-rollan en el marco de una correlación de fuerzas totalmente de-sfavorable al deudor. 2) La fijación de un techo al servicio de la deuda sobre el total de las exportaciones o sobre el producto interno bruto: por ejemplo del 10 o 20% 3) La moratoria o suspensión del pago de los interes por un periodo determinado ( 10 o 15 años) o por un período indefinido. La experiencia ha mostrado el carácter ilusorio de estas so-luciones, que sólo sirven a prolongar la agonía del deudor. La razón de esta ineficacia parece clara: son "soluciones" que no erradican las causas estructurales del problema. Por tanto, la toma de conciencia del carácter ilusorio de estas soluciones es un momento importante del proceso de concientización y la prepa-ración más eficaz a una toma de partido consecuente y radi-cal.

Poner en el centro de la estrategia nacional la construcción de espacios de autonomía

El no pago de la deuda, como lo hemos señalado, eliminaría el principal obstáculo al desarrollo del país , pero no solucio-naría sus problemas económicos. La solución habrá que buscarla valorando los recursos de la autonomía que el no pago de la deuda habrá posibilitado, para ir elaborando un nuevo modelo económico.Las novedades políticas fundamentales de este modelo son , que 1º esté orientado por el propio pueblo; 2º esté al servicio del pueblo. La concretizaciones de estas orientaciones exigen, por supuesto, múltiples especificaciones técnicas, elaboradas por el propio pueblo en estrecha colaboración con sus expertos. Así el derecho de autodeterminación política y económica de los pueblos, que está en el corazón de la movilización indígena, se impone una vez más como un problema de vida y muerte: no sólo para los indígenas sino para todos los sectores populares del país y del continente. Se impone por lo tanto como el terreno fundamental de la unidad popular y continental. Para la resistencia indígena, negra y popular el proyecto de autodeterminación y autonomía a nivel económico, se define ju-stamente respecto a la deuda externa. En el II Encuentro conti-nental de la campaña , los Delegados resuelven "generar políti-cas propias de autofinanciamiento, autoabastecimiento, con tecno-logías propias, que permitan el desarrollo integral autónomo para dejar de ser víctimas de la deuda externa y recuperar la soberan-ía alimentaria."( Quetzaltenango, p.49). En una palabra, la única alternativa a la autonomía del ca-pital financiero es la autonomía de los pueblos. .

Vincular el rescate de la soberanía nacional con la unidad indoafrolatinoamericana

Las dificultades provocadas por las reacciones internacio-naales al no pago de la deuda serían insuperables si cada país tuviera que enfrentarlas aislado: pero dejarían de serlo si en-tre los países de América Latina se estrecharan sobre este terre-no vínculos autónomos de unidad y solidaridad: si por ejemplo un país hermano pudiera otorgarle los prestamos que los amos rehu-san; si los pueblos del sur compraran los productos boicoteados por el Norte o vendieran los productos que el Norte pretende bloquear. Las potencias acreedoras están conscientes de la amenaza que representaría para ellas un proceso autónomo de unificación latinoamericana. Por eso rechazan negociaciones colectivas de la deuda e imponen negociaciones separadas. Los gobiernos han tenido hasta ahora la debilidad de someterse a este diktat. Entonces, el no pago de la deuda es posible y necesario, pe-ro no se puede separar de la lucha por la unidad y la soberanía de América Latina, y por lo tanto por la construcción de un orden mundial realmente nuevo, es decir fundado sobre el protagonismo del pueblo y de los pueblos.

Poner la cuestión de la deuda en el centro del jubileo 2000

Quiero ahora adelantar una propuesta, que pretende rescatar el sentido originario, penitencial y liberador, del jubileo y de-volverle a la opción por los pobres su papel central en la carac-terización del evento. La idea brota de la coincidencia entre la transición del II al III milenio y el decenio internacional de los pueblos indígenas, proclamado por Naciones Unidas (10 de di-ciembre de 1994-10 de diciembre de 2004). La propuesta es la de enfocar la transición del II al III milenio desde el punto de vi-sta de los pueblos indígenas, que emergen a la conciencia y la dignidad de sujetos En el '92, ya lo hemos recordado, muchas personas, grupos, movimientos, comités, se han movilizado para rechazar las cele-braciones del V centenario de la conquista y la evangelización y sobre todo la ideologia que las inspiraba, la de los conquistado-res y dominadores. Este rechazo conllevaba la valoración del pun-to de vista de los pueblos indígenas sobre aquellas hazañas y so-bre el conjunto de la historia. Me parece igualmente urgente un análisis de la ideología que inspira el proyecto de celebración del milenio, entendido como exaltación de los 2000 años de civi-lización cristiana. Porque no se puede separar el juicio sobre los 500 años del juicio sobre los 2000 años. La conquista y las conquistas generadoras de la modernidad son el desemboque natural de una ideología y una práctica imperiales, que han marcado de cabo en cabo toda nuestra era. Afirmar, en este contexto, nuestra identificación con los pueblos indígenas significa asumir su punto de vista para evaluar la historia pasada y proyectar la historia futura; asumir el punto de vista de los excluídos de nuestra civilización y no el de los dominadores. Una opción de civilización que no se puede separar de una opción de vida. Enfocar el jubileo desde el punto de vista de los excluídos significa rescatar su sentido originario, penitencial y libera-dor, redescubrir su carca subversiva. Significa para las iglesias relanzar el mensaje de Jesús, comprometiéndose al lado de los pueblos indígenas y de todos los oprimidos del mundo en su lucha liberadora, es decir en su esfuerzo por afirmarse como sujetos históricos. Significa denunciar valientemente el crimen y el pe-cado estructurales de la marginación de las grandes mayorías de la humanidad y la ideologia liberal que los inspira. Significa por tanto poner en el centro de la mobilización jubilar no la unidad entre las iglesias sino la solidaridad entre los pueblos y continentes; una reconciliación que no transforme tan sólo las relaciones interpersonales, sino sobre todo las relaciones estructurales entre el Norte y el Sur del mundo. Significa además luchar para que los países ricos renuncien a cobrar la supuesta "deuda" de los pobres, que se ha convertido en el instrumento más mortífero de explotación y dominación; aún más para que reconozcan su propia deuda histórica con ellos y se comprometan en pagarla. Significa por fin apoyar a los pueblos indígenas en la lucha que llevan para recuperar la tierra de sus padres, violentamente secuestrada por los conquistadores de ayer y de hoy. Para concretar esta reinterpretación del jubileo, podr´a ser útil en algunos lugares contar con el respaldo de la jerarquía. Pero es esencial que , sobre este terreno como sobre otros análogos, el pueblo cuente principalmente con sus propias fuerzas.

El Card. Arns por la soberanía y la unidad latinoamericana

Quiero concluir esta parte de nuestra reflexión, con la síntesis propuesta sobre el tema por el Card. Arzobispo de Sao Paulo, mons. Paulo Evaristo Arns, en su carta al encuentro con-tinental sobre la deuda externa de América Latina y el Caribe, desarrollado en La Habana, del 30 de Julio al 3 de Agosto de 1985.Carta que fue leída por Frei Betto y retomada por Fidel Ca-stro en su discurso de clausura. El Cardenal sintetizó su pensamiento al respecto en 5 pun-tos: "Primero, no hay posibilidades reales de que el pueblo la-tinoamericano y caribeño se responsabilice por el peso del pago de las deudas colosales contraídas por nuestros gobiernos. Ni si-quiera es viable continuar pagando los altos intereses a expensas del sacrificio de nuestro desarrollo y bienestar. "Segundo, el problema de la deuda, antes de ser financiero, es fundamentalmente político y como tal debe ser encarado. Lo que está en juego no son las cuentas de los acreedores internaciona-les, sino la vida de millones de personas, que no pueden sufrir la permanente amenaza de medidas recesivas y del desempleo, que traen la miseria y la muerte. "Tercero, los derechos humanos exigen que todos los hombres de buena voluntad del continente y el Caribe, todos los sectores responsables, se unan en la búsqueda urgente de una solución rea-lista para el problema de la deuda externa, como forma de preser-var la soberanía de nuestras naciones y resguardar el principio de que el compromiso principal de nuestros gobiernos no es con los acreedores, sino con los pueblos que representan. " Cuarto, la defensa intransigente del principio de autode-terminación de nuestros pueblos requiere el fin de la interferen-cia de organismos internacionales en la administración financiera de nuestras naciones. Considerando que el gobierno es cosa públi-ca, todos los documentos firmados con tales organismos deben ser de inmediato conocimiento de la opinión pública. "Quinto, es urgente el restablecimiento de bases concreta de un nuevo orden económico internacional, en el cual sean suprimi-das las relaciones desiguales entre países ricos y pobres y ase-gurado al Tercer Mundo el derecho inalienable de regir su propio destino, libre de la ingerencia imperialista y de medidas expo-liadoras en las relaciones de comercio internacional."( Fidel Castro,en el discurso de clausura, volvió a leer estos puntos, y concluyó: "Dicen que las tesis que estoy defendiendo son radicales, pues bien, ¡yo suscribo ciento por ciento este programa de cinco puntos, de ese ilustre hijo de Brasil, que es Paulo Evaristo, Cardenal Arns!...Y le añadiría sólo un sexto pun-to, que es la integración económica de América Latina. Y un séptimo punto, que se percibe en su intención: esta es una lucha por los pueblos de América latina y el Tercer Mundo, por la vida de 4000 millones de personas, que sufren y padecen las consecuen-cias de este orden económico inhumano e injusto." La importancia de este encuentro, que muchos calificaron de histórico, sobre la deuda, procede no sólo de los múltiples apor-tes que se dieron a la profundizacion del tema, sino también de la toma de conciencia que el manifestó y provocó , de que el tema de la deuda externa, de su análisis, evaluación y abolición es un terreno decisivo de encuentro entre todos los pueblos indoafrola-tinoamericanos, que han optado seriamente por su autodetermina-ción y al mismo tiempo entre distintas corrientes políticas de cada país. Decía al respecto Frei Betto: " Si la unidad de nuestros pueblos, si la unidad de nuestras iglesias, si la unidad de nue-stros partidos no es posible entorno a la deuda externa, es este un hecho que consagra definitivamente la victoria del imperiali-smo. "O sea, nosotros tenemos en la deuda externa una bandera que cristianos, comunistas, demócratas, la gente socialdemócrata, la gente de todas la tendencias politicas que tienen un mínimo de honestidad y de buena voluntad, se pueden reunir para llevar este problema adelante. Más, para eso ...no es suficiente que este problema se quede cerrado en nuestras oficinas, en nuestros par-tidos, en nuestras iglesias, en nuestras universidades. Yo pienso que la única solución es exteriorizar el problema, llevarlo a la calle, hacer que la deuda sea un tema discutido entre los obre-ros en las fábricas, entre los campesinos, en las comunidades populares cristianas, entre los estudiantes, en los movimientos de mujeres, en los movimientos de negros, en los partidos políti-cos, entre toda la gente, de manera que se vaya creando ese cen-tro de unidad y de movilización frente a este problema que hoy pasa no por nuestras concepciones religiosas y políticas, más sí por el hambre de una multitud de millones de latinoamericanos que no tienen su pan, no tienen la vivienda, no tienen la escuela, porque tenemos la deuda, la deuda que nosotros no contrajimos, la deuda contraída por nuestros gobiernos. Sin embargo, en su apasionada intervención , a Frei Betto se le olvidó un sector importantísimo: el de los indígenas. Esta-mos pues en 1985, cuando la movilización indígena no tenía todav-ía la fuerza que iba a conseguir en los años '90. Hoy día sabemos que en muchos países como Ecuador, México, Bolivia , Guatemala etc. los pueblos indígenas están asumiendo un papel protagónico en la lucha por la autodeterminación y por el no pago de la "deu-da". . En conclusión, con el tema de la "deuda" enfrentamos un dilema dramático: el de escoger entre el derecho de la fuerza y la fuerza del derecho; entre la fuerza del Capital y el derecho a la vida y la autodeterminación de las grandes mayorías. Entonces el problema central impuesto por la "deuda" es el del genocidio legal de las grandes mayorías.El camino difícil, pero posible y necesario de la solu-ción en la reafirmación beligerante del prota-gonismo del pueblo a nivel económico, político y cultural, como objetivo de la lucha y comoeje de la estrategia.

 

IV- LA DEUDA HISTORICA DEL NORTE

La deuda histórica de Europa y Norteamérica: derecho de las víctimas a la indemnización

 

En la perspectiva del movimiento indígena, negro y popular, un momento fundamental de la lucha para romper la cadena de la deuda, es, como lo hemos subrayado, la concientización de los pueblos sobre su origen y naturaleza . Ella consiste en desen-mascarar el lenguaje oficial sobre la deuda, evidenciando su carácter mistificante , en el sentido de que oculta la realidad de las relaciones Norte-Sur, aun más, presenta de ellas una ima-gen invertida. El análisis de la deuda y de su origen por parte del movimiento no se refiere a los mecanismos técnicos que la provocan próximamente, sino a los cinco siglos de expropiación y explotación, que la engendraron, permitiendoles a las poten-cias del Norte acumular sus riquezas y devolverles a los pue-blos de América Latina una parte de los bienes que les han usur-pado, bajo la forma de préstamos usureros. "El neoliberalismo de hoy se presenta como continuación hi-stórica del colonialismo y el neocolonialismo, que significaron también el saqueo sin medida de metales preciosos como el oro y la plata de nuestras entrañas. Hasta los propios historiadores de la economía mundial, han reconocido y demostrado que, más allá de las miles de vidas perdidas en las minas, este saqueo de metales preciosos permitió la acumulación capitalista primitiva y consti-tuyó, a la larga, la base del bienestar material de lo que hoy se llama el mundo desarrollado. Nadie podrá negar hoy que este bie-nestar actual se apoyó en el despojo masivo que llevaron adelante España, Portugal, Inglaterra, Francia , Holanda y otras potencias colonialistas, a las cuales se suman festivamente los Estados Unidos en las últimas décadas".( Quetzaltenango,p.41). "La reflexión no debe circumscribirse sólo a los grupos in-dígenas, así la fecha de 1492 los haya tocado con más violencia, pues sobre la explotación, genocidio y destrucción socio-cultural de los grupos indígenas se fue montando un sistema de opresión que creó su riqueza y esplendor sobre la expropiación de los bie-nes producidos por la mayoría del pueblo, fueran estos blancos, indios o negros."(Bogotá,p.290) Esta inversión del problema de la deuda es un aspecto carac-terizante de la nueva conciencia que se ha afirmado a nivel de masas en América Latina en el clima del V Centenario. Ella se funda sobre un análisis de la conquista como invasión, explota-ción, rapiña, expropiación, saqueo, genocidio, etc.: actos cali-ficados por su gravedad y dimensiones como "crímenes de lesa hu-manidad." "Las tierras de nuestro continente eran habitadas por miles de pueblos que, a la llegada de los europeos, vieron trun-cado su desarrollo. La codicia y la voracidad de los invasores nos negó la condición de seres humanos para garantizar la legiti-mación del etnocidio, genocidio y sometimiento a nuestros pue-blos, es decir , considerándolos como algo más de la naturaleza dispuesta a su dominio." (Quito , p.260) Estos crímenes no son perpetrados sólo con una sucesión ininterrumpida de intervenciones agresivas, sino sobre todo a través de las estructuras económicas y políticas de la sociedad y del mundo actuales. Estructuras que por un lado hacen la agresión más continua y mortífera, por el otro la ocultan bajo las apa-riencias de una relación natural, necesaria, normal. Además, sigue el análisis desarrollado por el movimiento, este saqueo plurisecular ha posibilitado el enriquecimiento de cada una de las naciones colonizadoras europeas y posteriormente de los Estados Unidos; ha favorecido aquel progreso tecnológico y militar, del cual hoy las grandes potencias se sienten orgullo-sas y que fortalece todos los días su dominación sobre los pue-blos del Sur. En un mundo, en el que el saqueo y la explotación secular de nuestras riquezas y de nuestro trabajo nos convirtió en fuerza inagotable de acumulación capitalista y del desarrollo industrial y tecnológico de los nuevos dominadores...cargamos so-bre nuestras espaldas los fardos de una deuda creciente, que no es más que nuestra riqueza convertida en préstamo y el cobro de-vuelto con interéses. Como antes, de nuestras vetas sale el oro; de nuestras entrañas el petróleo; de nuestro sudor los capitales; de nuestros sueños las pesadillas de la represión y el hambre. "(Managua, p.40) Entonces el reconocimiento de la deuda histórica del Norte es por un lado un argumento muy fuerte para cuestionar la misma existencia de la deuda del Sur y por lo tanto el deber de pagarla.Y es por el otro lado el fundamento de un nuevo frente de lucha, sobre el derecho de los pueblos indígenas a la devolución de sus tierras y a la indemnización por el genocidio del cual fe-ron y siguen siendo víctimas. Además, la expropiación de América Latina por parte del Nor-te no ha sido sólo económica, sino también politica, cultural y religiosa: los pueblos no han estado sólo expropiados de sus ri-quezas, de sus tierras de sus recursos naturales, sino también del poder de autodeterminación, de sus culturas, de sus religio-nes. "Miles de años antes de 1492 los pueblos originarios éramos pueblos autónomos, teníamos nuestras propias formas o sistemas de gobierno...En el transcurso de estos 500 años hemos sufrido some-timiento, saqueo, explotación, discriminación, etnocidio lleg-ándose al grado de negarnos el derecho de seres humanos. Se nos ha hecho inquilinos en tierras que por miles de años fueron nue-stras. Se emiten leyes en contra de nosotros, las cuales descono-cen nuestra forma de ser y de pensar, lo que ha hecho que nue-stros pueblos vivan dependientes y en extrema pobreza."( Managua, p.21) Entonces, el deber de la devolución no concierne sólo la tierra y los bienes económicos, sino también los bienes cultura-les y religiosos: "Todas las instituciones que tengan objetos, códices sagrados y restos de valores ancestrales de los Indios Americanos deben devolverlos a nuestras nacionalidades indígenas, líderes espirituales y organizaciones indígenas." ( Quito p.246) Los dirigentes indígenas hacen una referencia particular a las responsabilidades y a la deuda de España: "Si España está di-spuesta a indemnizar por el daño causado por la invasión, exigi-mos que estos recursos sean orientados a planes y proyectos que elaboremos y administremos nosotros para satisfacer las necesida-des de nuestros pueblos; para esto es necesario realizar un tal-ler que defina una política sobre indemnización."( Quito,p.239) Además, en el encuentro de Managua, la delegación de la re-gión andina introduce la categoría de "deuda ecológica" (p.7), asumida posteriormente por el conjunto de los Delegados, que reivindican "el desconocimiento de la deuda externa y el pago de las deudas ecológica e histórica que tiene el Norte con nuestros pueblos." (p.43)

La deuda ¿compromete a los europeos y norteamericanos de hoy?

Son estos análisis que le imponen al movimiento indígena ne-gro y popular invertir el discurso de las potencias del Norte, proclamando la existencia de parte de estas de una enorme deuda histórica con respecto a sus antiguas colonias. Esto significa para los pueblos de América Latina proclamar su derecho a la re-paración y a la devolución de lo mal habido. Para ellos no es su-ficiente que las potencias del Norte reconozcan las injusticias y los robos que han cometido; ni puede satisfacer sus reivindica-ciones lo que los cristianos han llamado "actitud penitencial". Sin embargo, estas reivindicaciones chocan , como acabamos de recordar, contra el muro del etnocentrismo, que les impide a los europeos de hoy, como a sus ancestros, reconocer a los in-dígenas como sujetos de historia; que por lo tanto les impide percibir en los procesos de colonización una violación sistemáti-ca y criminal de sus derechos fundamentales. Pero , además, los europeos de hoy se niegan a asumir las culpas cometidas por sus antepasados, aún cuando las reconocen; rechazan la concepción de la responsabilidad, acorde a la cual las culpas de los padres re-caen sobre los hijos. La reivindicación del movimiento indígena, negro y popular se funda, en cambio, sobre una percepción de la continuidad rigu-rosa entre pasado y presente. "El lenguaje de la historia oficial no sólo coloca un velo sobre el genocidio y saqueo practicado por los europeos a las antiguas civilizaciones de este continente, sino que sigue fundamentando hoy día la la expropiación de los derechos ancestrales que tienen los indígenas en sus territo-rios." (Bogotá,p.287) Porque la situación actual de los pueblos ex-coloniales está influída decisivamente por la serie ininterrumpida de agre-siones, expropiaciones, injusticias, de las que fueron víctimas. La misma organización económica, política, cultural, religiosa, de la sociedad , que ellos con todo fundamento llaman neocolonia-lista, es la prolongación de las relaciones coloniales instaura-das hace 500 años. Por el otro lado, ellos piensan que el biene-star del cual nosotros gozamos en el Norte, el progreso científi-co y tecnológico que hemos llevado a cabo son fruto de la acumu-lación primitiva que hemos realizado depredando y explotando sus riquezas. Es en el nombre de esta continuidad entre pasado y presente, como ellos piensan poder exigir hoy la reparación de crímenes de los que ellos sufren hoy las consecuencias mientras que nosotros gozamos hoy sus beneficios. Es urgente que este problema deje de ser considerado un jue-go intelectual de algunos moralistas, para recobrar su puesto en la conciencia de la humanidad, como una de las cuestiones morales y políticas ,que condicionan su futuro.

Deuda histórica de las iglesias

En este proceso de expropiación, el movimiento indígena ne-gro y popular denuncia particularmente las responsabilidades de las iglesias y de la ideologia cristiana. Ellas por un lado le han brindado a la dominación política y económica una justifi-cación jurídica y teológica, legitimando la violación del derecho de los pueblos indígenas en el nombre del derecho de Dios. Por el otro lado han actuado directamente, con su obra de evangeliza-ción, para descalificar y ahogar las culturas y religiones aut-óctonas, desconociendo y violando sistemáticamente el derecho de los pueblos a ser sujetos de su cultura y de su religión. El movimiento denuncia entonces la estrecha relación que existió y sigue existiendo entre evangelización, colonialismo y racismo. En su perspectiva, la evangelización fue el instrumento ideológico de la dominación y los proyectos de "nueva evangeli-zación" impulsados por el Vaticano siguen siendo instrumentos de la dominación occidental, estrechamente vinculados con el neoliberalismo."Con los invasores llegó la Iglesia , la cual se convirtió en un pilar fundamental, para el sometimiento de nue-stros pueblos originarios. El sistema opresor con su ideología y su práctica destructora nos arrebató nuestra tierra, pero no pudo arrebatarnos nuestra mente y nuestro espíritu."( Quetzaltenango,p.52) El sometimiento cultural se realizó entonces a través de la "evangelización impuesta" (ibid.p.8) Así que la Declaración de Xelaju' habla de "lo realizado por la invasión eu-ropea y norteamericana durante estos 499 años de colonialismo, neocolonialismo y evangelización"(ibid.p.20). Por lo que se re-fiere a la actualidad,la "nueva evangelización" (p.36) se encuen-tra citada entre los medios de que se valen los sectores hegemónicos,para "perpetuar desde dentro el orden injusto sobre nuestros pueblos" (p.36). Además, "la libre determinación ideológica y política de las nacionalidades indígenas en el continente ha sido invadida y obstaculizada por la presencia y proliferación de sectas religio-sas ajenas e impuestas, lo cual fomenta división y enfrentamien-to, aún en el interior de las propias comunidades, lo cual con-lleva además la rápida extinción de las religiones indígenas y creencias populares."(Quetzaltenango, p.44) "Rechazamos la proli-feración de sectas fundamentalistas, ya que son un instrumento de dominación ideológica, que promueve la división y la desmoviliza-ción de los sectores populares."(ibid., p.46).Entonces para el movimiento indígena negro y popular el impacto negativo de las sectas consiste en que ellas pisotean el derecho de autodetermi-nación cultural y religiosa de los pueblos indígenas y al mismo tiempo provocan desmovilización, abandono de las prácticas tradi-cionales y división.

¿Qué significa para las iglesias reconocer su deuda histórica?

¿Qué significa para las iglesias reconocer su deuda históri-ca? Los documentos de la resistencia indígena negra y popular brindan al respecto algunas rápidas indicaciones: "Exigimos a los gobiernos e iglesias la desocupación de nuestros territorios como un acto de reparación a los 500 años de genocidio y etnocidio, y asimismo exigimos la repatriación de nuestra riqueza cultural, saqueada y profanada por los europeos." (Quito,p.267) La polémica con la iglesia de Cimben tiene un alcanze uni-versal: "Rechazamos el plan de la iglesia del Cimben, porque esta institución está al servicio de políticas de gobiernos títeres, que negocian con el derecho de la autonomía y por haber deteriorado los recursos naturales de las Amazonias, porque tie-nen una deuda humana con el genocidio, el etnocidio y el arra-smiento a los pueblos indígenas. Deuda cultural, porque pisotea-ron nuestros valores culturales y nuestras formas de vida. Por lo tanto reclamamos a estas instituciones al servicio de intereses imperialistas, la reparación de todos estos hechos." (Bogotá,p.297) "En vez de celebrar los 500 años, las iglesias deben pedir perdón y observar nuestro luto, nuestro dolor."( Quito ,p.255) Sobre lo que implicaría para las iglesias el reconocimiento leal de su deuda histórica, se encuentran indicaciones y rei-vindicaciones precisas en el "Documento Indígena" elaborado en el Primer Encuentro Continental de la "Asamblea del Pueblo de Dios" " 1º Las iglesias reconozcan, en espíritu de desagravio, la urgencia de desevangelizar lo mal evangelizado. Pero al definir hasta donde llega "lo mal evangelizado", asuman como criterio la opción por los indígenas como sujetos historicos. Evaluado con este criterio, es mal evangelizado todo lo que viola el derecho de los indígenas a su tierra, su cultura, su religión, su educa-ción, su identidad. Desarrollando este esfuerzo de discernimien-to, las iglesias no olviden que para los indígenas lo "mal evan-gelizado " no es la excepción sino la regla. 2º Las iglesias replanteen en este espíritu sus métodos de educación en las escuelas, seminarios y orfelinatos, procurando que la educación de los indígenas sea un rescate de su identidad; y que tenga como protagonistas a los mismos indígenas. 3º - Las iglesias tomen la iniciativa de devolverles a los indígenas las tierras que mantienen ocupadas. Dificilmente serán eficaces los sermones sobre el derecho de los indígenas a la tierra si las iglesias no dan al respecto un ejemplo de coheren-cia, cumpliendo un gesto profético. 4º Las iglesias respalden con todos sus medios, el proceso puesto en marcha por los pueblos indígenas de rescate de su cul-tura y religión, promoviendo el estudio de las religiones origi-narias, valorando sus riquezas y particularmente su potencial liberador, estimulando a los mismos indígenas a redescubrir los valores de sus culturas y religiones, con todo el cuestionamiento que esto supone de la evangelización en sus formas concretas. 5º Rescatar las religiones originarias no significa exaltar-las incondicionalmente. Es de suponer que toda religión histórica tiene sus valores y sus límites, sus factores liberadores y opre-sores. La crítica y autocrítica profética incesante es esencial para la vitalidad de toda religión, impidiendo que se convierta en instrumento de opresión y alienación. Sin embargo, esta crítica no puede legítimamente asumir el cristianismo como criterio universal de verdad ; sino que cada religión debe ejercerla a la luz de su propio proyecto. La críti-ca de las religiones originarias debe ser principalmente obra de sus propios miembros y no de los cristianos. La crítica y de-strucción de aquellas religiones, realizada por los conquistado-res y evangelizadores es uno de sus crímenes más graves, que hoy debemos de reconocer lealmente. Los cristianos pueden estimular en las otras religiones este proceso autocrítico, ejerciendo va-lerosa y abiertamente su propia autocrítica, inspirados por el ejemplo de los profetas y de Jesús,en sus conflictos con el tem-plo. 6º Las iglesias, con los medios y la red de relaciones,de que disponen a nivel local, nacional e internacional, respalden material y moralmente todas las iniciativas que promueven el protagonismo, la unidad y la autonomia de los pueblos indios. 7º -Las iglesias, inclusive las que proponen un cristiani-smo liberador, abandonen la pretensión de ser el único canal a través del cual el Dios Liberador se revela al mundo; y de que el evangelio de Jesús es la única noticia de liberación para los po-bres. Por lo tanto en su compromiso por los indígenas no se pro-pongan ni su bautizo ni su cristianización. Esto supone un pro-fundo replanteamiento de la "pastoral indígena". 8º En el diálogo con los indígenas, los cristianos y espe-cialmente los agentes pastorales recuerden que la palabra " evan-gelización" no tiene para nosotros y para ellos el mismo sentido ni la misma carga afectiva. No tenemos por tanto el derecho de seguir imponiéndoles nuestro lenguaje. Entonces, para caracteri-zar nuestro compromiso liberador al lado de ellos sería oportuno evitar la palabra "evangelización", cargada de tantas ambigüeda-des por la historia. Un compromiso cristiano al lado de los indígenas así orien-tado, será un aporte a la afirmación de su protagonismo, de su autonomía y de su unidad; y será al mismo tiempo un signo espe-ranzador del Dios Liberador de todos los nombres."



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